El paso del tiempo es inevitable, pero su mayor o menor incidencia dependerá también de nuestros hábitos cotidianos. En ocasiones, recurrimos a cremas u otros costosos tratamientos para prevenir esas primeras arrugas pero, ¿y si te dijéramos que existen modos más sencillos de afrontar el paso del tiempo?

Hoy en nuestro espacio te invitamos a descubrir una serie de costumbres y rutinas que nos hacen envejecer. ¿Tomamos nota?

1. Y tú… ¿Cómo te alimentas?

Los riesgos de consumir comida rapida

En ocasiones tenemos poco tiempo para cocinar. El trabajo, las obligaciones diarias y las prisas nos obligan a tener que comer cualquier cosa y de forma rápida. Quizá por ello recurrimos más de lo debido a la comida precocinada, a esos congelados o platos preparados que basta con calentar en el microondas.

También es muy frecuente que, debido al estrés, nos inclinemos más por esas comidas llenas de sabores ácidos, de grasas, de salazones, de azúcares o harinas refinadas. Nos sacian pero nos inflaman, nos hacen subir de peso y elevan nuestros niveles de colesterol malo.

Son realidades muy comunes que dan un ejemplo claro de esa mala alimentación que se traduce en problemas de salud y en un envejecimiento prematuro. Las toxinas alteran nuestro metabolismo, la retención de líquidos y el no poder depurar adecuadamente nuestro cuerpo se traduce en una piel más apagada y poco saludable. Todo ello nos hace envejecer.

¿Solución? Debemos concienciarnos de que una alimentación saludable es sinónimo también en belleza exterior. De defensas y antioxidantes que nos protegen frente a los radicales libres y el paso del tiempo. Consume jugos naturales de naranja, limón, piña o fresas. Prepárate cada día ricas y variadas ensaladas, consume verduras frescas, carnes magras, pescado azul, frutos secos… También es importante eliminar la sal y el azúcar blanco. ¡Lo notarás ante el espejo!

2. Cuidado con el sol

Nos encanta el sol, en especial en las épocas estivales. Hemos de reconocer también que tomar el sol con cuidado y en determinadas horas del día nos permite obtener vitamina D, esencial para nuestra salud pero, en ocasiones, nos excedemos.

El sol acelera nuestro envejecimiento, es un gran enemigo para nuestra piel si nos exponemos a él regularmente y sin protección.

Es muy recomendable que, en tu rutina diaria, recuerdes aplicarte algún tipo de protector o filtro solar. Existen maquillajes muy adecuados que ya nos aportan esa necesaria protección, opciones interesantes que merece la pena tener en cuenta.

3. El estrés y las emociones negativas

El sufrimiento constante en el tiempo nos hace envejecer. Puede que te parezca algo exagerado, pero se trata de una realidad patente que hemos de tener muy en cuenta:

Un estrés prologando, que se vuelve crónico en nuestro día a día, hace que perdamos por completo nuestra calidad de vida. Poco a poco somos incapaces de disfrutar de cosas elementales como la compañía de los nuestros, de esos pequeños instantes donde se inscribe la verdadera felicidad.

Cuando no conseguimos afrontar la tristeza y el sufrimiento de modo adecuado, nuestra salud se resiente. Una depresión viene siempre acompañada también por problemas físicos, por migrañas, problemas digestivos y musculoesqueléticos. El sufrimiento físico y emocional nos hace envejecer. Es algo inevitable.

Procura controlar tus situaciones de estrés, establece prioridades y cultiva tus emociones positivas mediante una vida tranquila, llena de ilusiones, sueños y proyectos. Si mantienes una calidad de vida donde primen este tipo de cosas, tu equilibrio interior se traducirá en belleza exterior.

4. Estar siempre bien hidratada

¿Cuánta agua bebes a lo largo del día? Estar bien hidratadas es algo vital para nuestro organismo, nuestra piel y nuestra salud en general. Gracias a ella, nuestros órganos consiguen optimizar mejor sus funciones, depuramos toxinas y todos esos elementos nocivos que nos inflaman y nos hacen envejecer.

Así pues, es muy importante que bebas entre 6 y 8 vasos diarios de agua. Si te cuesta un poco, no dudes en añadirle un poquito de jugo de limón. ¡Riquísimo!

5. ¿Haces todos los días lo mismo? ¡Sal de la rutina!

Sabemos que no es fácil de hacer. Todos tenemos obligaciones diarias, pero es importante que, de vez en cuando, salgas de tu rutina. La monotonía, el no tener nuevos estímulos con los que disfrutar o aprender, hace que nuestro cuerpo y nuestro cerebro caigan en un nivel muy bajo de activación.

El no tener estímulos que nos enriquezcan hace que nos sintamos apagadas, con desánimo. Ten en cuenta que nuestro cerebro necesita alicientes diarios con los que mantenerse fuerte y joven. Así pues, no lo dudes y dedica una o dos horas al día para ti misma. Sal, pasea, apúntate a cursos, lee, disfruta… Organiza un viaje de vez en cuando donde puedas experimentar sensaciones nuevas. La ilusión, el aprendizaje y los estímulos enriquecedores nos mantienen jóvenes y vitales.

6. ¿Duermes mal por las noches?

Disfrutar de un sueño tranquilo y reparador hace que nos levantemos por la mañana descansadas y con un aspecto radiante. Intenta seguir unas pautas adecuadas para conseguirlo:

Procura que tus cenas sean livianas y dos horas antes de ir a dormir.

Apaga el ordenador y el móvil dos horas antes de acostarte.

Da un paseo de media hora.

Date una ducha caliente.

Tómate una infusión de té de rosas con melisa.

Lee un libro y permite que el sueño te vaya llegando poco a poco.

Pon en práctica estos sencillos consejos y disfruta de una mejor calidad de vida. El paso del tiempo será más benévolo con nosotras.