La inflamación celular no puede aliviarse con medicamentos, debe ser tratada a través de una dieta antiinflamatoria, así lo afirma el Barry Sears, experto en bioquímica del Instituto Tecnológico de Massachussets y autor de La Dieta de la Zona, un programa integral para el control dietético de la respuesta hormonal.

De acuerdo con Sears, la inflamación que sucede dentro de las células puede ser medida y se sabe que es un factor determinante en el desarrollo de un amplio número de enfermedades crónicas, incluyendo diabetes, enfermedad del corazón y Alzheimer. Según Sears, si controlamos esta inflamación silenciosa a través una dieta antiinflamatoria, obtendremos una máxima calidad de vida.

Cómo se miden los efectos inflamatorios en los alimentos

Los alimentos afectan a la inflamación de manera compleja e imprevisible. De acuerdo con el método de estimación IF Rating System, hay algunos alimentos que favorecen los procesos de inflamación y otros que son claramente antiinflamatorios: alimentos con un grado IF positivo son anti-inflamatorios; los que tienen grados negativos son inflamatorios. Cuanto más alto es el número, más fuerte es el efecto.

Por ejemplo:

1 taza de arroz integral tiene un IF de -206 (inflamatorio alto)
1/2 taza de leche descremada tiene un IF de -14 (inflamatorio bajo
1 taza de melón tiene un IF de 28 (anti-inflamatorio bajo)
1 taza de brocoli al vapor tiene un IF de 110 (anti-inflamatorio alto)

7 pasos básicos para una dieta antiinflamatoria

Siguiendo los consejos del Dr. Sears, debemos considerar los siguientes puntos para llevar a cabo una dieta antiinflamatoria:

Las frutas con valores más altos de FI son el melón, la uva roja, las frambuesas y fresas, y los vegetales que más nos ayudan son las zanahorias, ajo, cebolla, espinacas y papas.

Es recomendable utilizar hierbas aromáticas y especias. La mayoría tienen un alto contenido en fotoquímicos y antioxidantes con propiedades antiinflamatorias. Las mejores son el jengibre, el romero, ajo, orégano, curry y cúrcuma.

Consumamos pescado azul siempre que podamos. El pescado azul o de aguas frías es la fuente natural más rica en ácidos grasos omega-3, la grasa antiinflamatoria.

Los mejores pescados son el atún, el salmón salvaje (no de piscifactoría), arenque, trucha y sardinas. También las algas, el pescado blanco y el marisco, especialmente las algas de la comida japonesa (iziki, wakame, nori) y las ostras.

Es muy recomendable comer un puñado de frutos secos sin tostar cada día. Las nueces son uno de los pocos alimentos con una buena proporción de ácidos grasos omega-3 y omega-6 de origen vegetal. Otros frutos secos ricos en ácidos grasos no saturados con efectos antiinflamatorios son la semilla de lino, almendras, avellanas y pistachos.

Hay que aprender a elegir bien los aceites. El aceite de oliva, almendra y aguacate contienen las grasas con efectos antiinflamatorios. Evitemos los aceites de coco, palma y las margarinas. Es aconsejable aliñar las comidas con una cucharada de estos aceites y evitar calentarlos en fritura, ya que pierden sus propiedades saludables.

Comamos “carne antiinflamatoria”. El pollo tiene un alto contenido en ácido araquidónico y tiene un valor negativo en el factor de inflamación (-14). Sin embargo, el IF de la carne de cerdo es de +13; si el cerdo se ha criado al natural, la carne y el jamón contienen ácidos grasos monoinsaturados como el ácido de oliva, menos inflamatorios.

Los mejores lácteos. Para evitar los efectos negativos en la inflamación, debemos escoger leches y lácteos de ganadería ecológica ya que contienen múltiples sustancias beneficiosas. Es mejor consumir leches y yogures semi-grasos y quesos más frescos como requesón, panela, ricotta y mozarella.

Un último consejo: bebamos té porque es una importante fuente de antioxidantes naturales como los polifenoles uno de los más potentes. Una taza de té verde, Pu-Erh o blanco son un remedio antiinflamatorio tradicional y altamente recomendable. De preferencia y siempre que se pueda, es conveniente elegir alimentos orgánicos.