Considerado un alimento cerebral, el ácido fólico se requiere para la producción de energía y la formación de los glóbulos rojos de la sangre. El ácido fólico intensifica la inmunidad porque contribuye al adecuado desarrollo y funcionamiento de los glóbulos blancos. Debido a que funciona como coenzima en la síntesis de DNA y RNA, es importante para la correcta división y replicación de las células. El ácido fólico participa en el metabolismo de las proteínas, y se utiliza para prevenir y tratar la anemia ocasionada por su deficiencia. Este nutriente también ayuda en casos de depresión y ansiedad, y es eficaz en e tratamiento de la displacía cervical.

El ácido fólico es muy importante durante el embarazo porque ayuda a regular la formación de las células nerviosas del embrión y el feto, un proceso vital para el desarrollo normal. El ácido fólico también ayuda a evitar los nacimientos prematuros. Para que sea eficaz, se debe empezar a consumir antes de la concepción y durante por lo menos los tres primeros meses de embarazo. Empezar a tomar a tomar ácido fólico a partir del momento que se confirma el embarazo puede ser muy tarde, pues en el desarrollo del feto se presentan acontecimientos críticos durante las primeras seis semanas de embarazo, es decir, antes de que la mayoría de las mujeres se enteren de que han concebido un hijo. Por esta razón, muchos expertos recomiendan que todas las mujeres en edad de concebir tomen diariamente y de manera rutinaria algún suplemento de ácido fólico. Este nutriente obra mejor en combinación con las vitaminas B12 y C.

Un indicio de deficiencia de ácido fólico es dolor y enrojecimiento de la lengua. Otras señales son anemia, apatía, alteraciones digestivas, fatiga, encanecimiento, alteración del crecimiento, insomnio, problemas de memoria, debilidad y defectos de nacimiento en los hijos. La deficiencia de ácido fólico puede deberse a un consumo insuficiente de frutas y vegetales frescos, y a la mala absorción intestinal de los nutrientes.

Los siguientes alimentos contienen altas cantidades de ácido fólico: cebada, carne de res, salvado, arroz integral, queso, pollo, vegetales de hoja verde (no cocidos), legumbres, cordero, hígado, lentejas, hongos, leche, salmón, atún, germen de trigo, granos enteros y vegetales de raíz.

Los anticonceptivos orales incrementan la necesidad de consumir acido fólico. El alcohol es enemigo de su absorción.