Si bien la mayoría de las personas cree que el estrés es provocado por el aumento en la cantidad de trabajo o en las presiones, esto no es del todo cierto. Es decir, que no es la única razón. Se ha comprobado que existen alimentos que empeoran el estrés. Conoce cuáles son en el siguiente artículo.

Dime qué comes y te diré el nivel de estrés que tienes

No por nada se dice que “somos lo que comemos”. Nada más acertado que esta frase. Los alimentos que consumimos a diario pueden determinar nuestro peso, nuestras enfermedades, nuestra energía y nuestra salud. Es por ello que el organismo no reacciona igual ante una fruta que ante una torta de chocolate. ¿Te has puesto a pensar por qué? Básicamente esto se debe a que el cuerpo debe realizar un proceso o trabajo extra para procesar ciertos ingredientes. Por eso te sientes más liviano en el primer caso y más “pesado” en el segundo.

En relación al estrés, los médicos indican que se plantea una especie de “círculo vicioso” con la comida. Esto quiere decir, que si comes mal y a eso le sumas los nervios y presiones diarios, el estrés está por las nubes. ¿Qué causa esto? Además de sentirnos mal, la consecuencia es que comemos incorrectamente. Claro, porque el cuerpo te “pedirá” alimentos más grasosos, azúcar, etc. En períodos de estrés extremo, las personas suelen comer más (lo mismo que ocurre con la ansiedad y en muchos casos con la depresión).

También puede darse el caso de las personas que cuando su estrés está desequilibrado no pueden probar bocado y sólo quieren dormir. Una buena alimentación es fundamental para que nuestro cuerpo esté siempre saludable, así como también nuestro cerebro. La dieta, ya se ha comprobado, influye la manera en que nos comportamos y cómo percibimos nuestro entorno. Si tu dieta está compuesta por frutas y vegetales es probable que tus niveles de agresividad, nervios, ansiedad y estrés disminuyan, que si está basada en comida rápida, refrescos, café y snacks. ¿Te has puesto a pensar por qué la gente está tan irritable en la calle? Tal vez esto tenga algo que ver.

El cortisol es conocida como “la hormona del estrés” y causa además desequilibrios en la insulina, el apetito y la fijación de la grasa. La falta de sueño, los problemas laborales o personales y la comida lo “disparan”, por ello hay que tener especial atención a estos factores.

Los alimentos que causan estrés

Según un estudio de la Yale University School of Medicine, en Estados Unidos, debes controlar el consumo de los siguientes alimentos si deseas alejar el estrés de tu vida (o al menos reducir sus niveles que tanto mal te están haciendo):

Cafeína: Cuando estás en la oficina repleto de trabajo sueles ir hasta la cocina o máquina de café para “recargar las pilas” Sin embargo, esta acción puede ser contraproducente para tu salud. La cafeína es adictiva y si bien estimula y mejora la agudeza mental, así como también el rendimiento en el corto plazo, también aumenta la presión y puede causar temblores y palpitaciones. A su vez, el café aumenta la ansiedad y trae problemas de sueño, sobre todo insomnio. Además del café, se encuentra en el té, las gaseosas (Cola sobre todo) y el chocolate.

Picantes: Muchas veces la razón del estrés está ligada a un problema en la digestión de la comida. Esto ocurre cuando el estómago no tiene la capacidad para procesar correctamente lo que se ingiere. Si la ansiedad te está causando complicaciones digestivas, como ser la gastritis, es preciso que evites las comidas demasiado condimentadas, sazonadas o picantes (por ejemplo la salsa de tomate).

Hidratos de carbono y grasas: Cuando el estrés está en niveles astronómicos, es más probable que la persona tenga deseos de comer harinas o alimentos precocinados. Estos últimos tienen gasas saturadas e hidrogenadas, también sal, aditivos y conservantes. Además de provocar estrés, se aumenta el riesgo de padecer sobrepeso. En lugar de una galleta, come una fruta o una barra de cereales cuando tengas “antojos” o no puedas esperar a la hora de la comida.

Sodio: La sal en exceso es mala para nuestra salud, eso todos lo sabemos. La presencia de sodio en la dieta conduce a la retención de líquidos, problemas en los riñones y un gran malestar, porque elevan la presión arterial, empeoran la deshidratación y a la vez traen ansiedad. Evita los alimentos precocidos o congelados, así como también los empanados. Al cocinar, prefiere la sal marina y no lleves el salero a la mesa para no “tentarte” de sazonar mucho los platillos.

Alcohol: Si bien es cierto que beber una copa de vino tinto en la comida es bueno para la salud, en este caso se está hablando de una ingesta superior y a otras bebidas, como son las “blancas” (vodka, tequila, etc) o también la cerveza, porque se bebe sin caer en la cuenta de ello. Si el consumo de alcohol supera los límites, puede perjudicar la salud psicológica e intensificar el estrés. Nada de irse de opas para olvidar los problemas.

Dulces: El azúcar es uno de los “ayudantes” de la hormona relacionada al estrés para que pueda desarrollarse y elevar sus niveles. Los picos de insulina debido al consumo de dulces pueden generar desde irritabilidad hasta fatiga, también mal humor, insomnio, sensación de pesadez y estrés. No se aconseja comer dulces después de la cena.