El acné es un trastorno inflamatorio de la piel que afecta aproximadamente al 80% de la población entre los doce y los veinticuatro años de edad. El acné se presenta con más frecuencia en los hombres, porque los andrógenos (hormonas sexuales masculinas), al igual que la testosterona, estimulan la producción de queratina y sebo, lo que hace que los poros se obstruyan. Como durante la pubertad los andrógenos aumentan en ambos sexos, las muchachas de este grupo de edad también son más susceptibles a sufrir de acné. Sin embargo, las hormonas no desaparecen al terminar la adolescencia. A muchas mujeres se les exacerba el acné durante el periodo premenstrual a causa de la liberación de progesterona después de la ovulación. Los anticonceptivos orales con altas concentraciones de progesterona también pueden desencadenar episodios de acné

Las glándulas sebáceas, que se encuentran en todos los folículos pilosos o minúsculos hoyuelos de la piel, producen grasa que lubrica la piel. Estas glándulas abundan en la cara, la espalda, el pecho y los hombros. Cuando parte de la grasa se queda atrapada, las bacterias se multiplican en el folículo y la piel se inflama. Muchos de estos puntos aparecen y desaparecen durante meses o incluso años. El acné no es producido por poros “sucios”, si no por exceso de actividad de las glándulas sebáceas. El exceso de grasa hace que los poros se vuelvan pegajosos; por tanto, las bacterias quedan atrapadas en su interior.

Las espinillas se forman cuando el sebo se mezcla con los pigmentos de la piel y obstruye los poros. También se producen cuando las escamas que se encuentran bajo la superficie de la piel se llena de sebo. En casos severos de acné, las espinillas se forman, se propagan bajo la piel y se revientan, lo cual hace que la inflamación se extienda.

La causa exacta del acné se desconoce, pero entre los factores que contribuyen a este trastorno están la herencia, la piel grasosa y los andrógenos. Otras posibles causas son las alergias, el estrés, algunos medicamentos (especialmente esteroides, litio, anticonceptivos orales y algunas drogas antiepilépticas), excesivo consumo de comida chatarra, grasas saturadas, grasas hidrogenadas y productos de origen animal. Consuma mas alimentos crudos que tengan acido oxálico, como almendras, betabel, nuez de la india y acelgas. Sin embargo, la espinaca, que también contiene acido oxálico, se debe consumir en pequeñas cantidades. Evite el alcohol, la cafeína, el chocolate, la mantequilla, los huevos, picantes y las grasas.

Es importante consumir complejo B, niacina, pantotenico, B-6, Zinc, vitamina A y D, vitamina C, potasio y bioflavonoides.

El acné también se puede deber a deficiencias nutricionales, exposición a contaminantes industriales (aceites, derivados del alquitrán de hulla, hidrocarburos clorinados), uso de algunos cosméticos, ciclos menstruales y lavara o restregar insistentemente la piel.

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Una de sus funciones es eliminar parte de los productos tóxicos de desechos del organismo a través del sudor. Si el organismo tiene más toxinas de las que los riñones y el hígado pueden eliminar eficazmente, la piel asume el control de la situación. En efecto, algunos médicos llaman a la piel “el tercer riñón”. La salud de la piel resulta afectada cuando las toxinas salen a través de ella. Este es uno de los factores clave en muchos problemas cutáneos, incluido el acné.

La piel también “respira”. Cuando los poros se tapan, los microbios que causan el acné proliferan porque están protegidos contra la acción bacteriostática de la luz del sol. La mugre, el polvo, la grasa y la contaminación obstruyen los poros, pero esta situación se remedia lavando correctamente la piel.

Cuando el pH del cuerpo es demasiado alto –es decir, demasiado alcalino- se facilita el desarrollo de las bacterias que producen acné.

Mantenga el área afectada por el acné lo mas libre posible de grasa. Lávese el cabello frecuentemente. Utilice jabón natural con azufre. No utilice maquillaje; sin embargo, si no puede prescindir de el, use solamente productos naturales a base de agua. Lave con alcohol las esponjas y los aplicadores de cosméticos después de usarlos.

No se reviente espinillas. Hacerlo aumenta la inflamación porque produce rompimientos cutáneos en los cuales pueden alojar bacterias nocivas.

Las espinillas solo se deben extraer con un instrumento especial, y es mejor que lo haga un profesional. Según los dermatólogos, molestarse y reventarse los granos puede dejar cicatrices.