La leche de vaca ha sido durante años uno de los alimentos más cuestionados en cuanto a sus beneficios y nutrición pues, aunque la mayoría de personas la han considerado como parte esencial de su alimentación, hay estudios recientes que demuestran que el consumo de leche de vaca puede ser perjudicial para la salud.

En la búsqueda por perder peso o mantener una bonita figura, muchas personas han optado por consumir leche “baja en grasa” o productos derivados, con el fin de disfrutar su delicioso sabor y sus “beneficios” sin consumir grasa de más. Sin embargo, David Ludwig, un científico de la Universidad de Harvard, realizó un estudio que cuestiona los supuestos beneficios de la leche, especialmente la famosa leche “baja en grasa”.

La investigación, que fue publicada en la revista de la Asociación médica americana de pediatría, reveló que, cuando se le extrae grasa a la leche, esta es sustituida por azúcares, que pueden ser potencialmente más dañinos a largo plazo. Aunque desde siempre se ha lanzado la alarma a la población acerca de los peligros de consumir bebidas azucaradas, nunca se había incluido la leche baja en grasa entre estas. En su estudio, el doctor Ludwig cuestiona la justificación que se le ha dado a la promoción de la leche baja en grasa, pues considera que todos los líquidos que contienen calorías y azúcares deben ser tratados con la misma precaución.

¿Es necesario el consumo de leche de vaca?

El científico coincide con otras investigaciones al considerar que los seres humanos no tienen requerimientos nutricionales de la leche de vaca y que inclusive esta puede llegar a ser muy dañina para el organismo. La leche de vaca se popularizó por sus contenidos de calcio que, para muchos expertos, es esencial para la salud de los huesos. Sin embargo, existen otros alimentos que son más ricos en calcio que la leche de vaca y no tienen los efectos negativos en la salud que esta puede tener a largo plazo.

Un claro ejemplo de ello son el brócoli, la col rizada, la rúcula, o las espinacas, entre otros, que tienen más de 160 mg por porción. También hay otras fuentes como las sardinas, nueces, semillas y legumbres que pueden aportar cantidades significativas por porción. Por lo tanto, ninguna persona necesita consumir grandes cantidades de leche para mantener sus huesos sanos. En su lugar, debe optar por incrementar el consumo de otros alimentos más saludables.

Al referirse a la leche baja en grasa, el argumento para no consumirla se vuelve aún más claro. Según lo explica el científico de Harvard, son pocos los ensayos clínicos aleatorios en los que podrían verse claros los efectos de la leche baja en grasa comparada con la leche entera, en relación a sus bondades para mantener el peso y otros beneficios a la salud. Por el contrario, diversos estudios han encontrado que las personas que consumen leche baja en grasa se sienten menos saciadas y son más propensas a subir de peso, ya que tienen mayor necesidad de aumentar la ingesta calórica.

¿De dónde proviene la leche?

En la actualidad, muchos nutricionistas les siguen recomendando a sus pacientes el consumo de leche “baja en grasa” cuando de perder peso se trata. Sin embargo, los estudios cada vez son más claros al afirmar que este producto no es tan bueno como lo vienen pintando en el mercado desde hace un par de décadas. Los expertos sugieren que es mejor consumir leche entera, siempre y cuando esta sea orgánica.

Los productos lácteos pueden llegar a mejorar la salud del corazón, la diabetes, la absorción de vitaminas, o el riesgo de cáncer de colon, entre otros. Sin embargo, para llegar a considerar que la leche es buena para la salud, todos deberían hacerse primero la misma pregunta: ¿De dónde proviene la leche?

Podemos afirmar que hoy en día es muy difícil encontrar un tipo de leche que sea saludable para nuestro cuerpo. La cantidad de hormonas que les han aplicado a las vacas para que incrementen su producción diaria de leche han alterado significativamente el producto y lo han convertido en algo realmente peligroso para el organismo. Muchos de nosotros aún ignoramos los daños que puede causar la leche al cuerpo. Sin embargo, debemos ser conscientes de que ya nada es como hace algunas décadas y que la tecnología ha afectado los alimentos de tal modo que debemos dudar de esos “maravillosos y deliciosos” productos que encontramos a diario en el mercado.