La nutrición ortomolecular está basada en una dieta saludable compuesta de alimentos naturales, integrales (sin refinar) y de producción biológica (orgánicos), que sirve como terapia para tratar una enfermedad o un desequilibrio metabólico.

Este tratamiento nutricional consiste en una dieta individualizada y una recomendación de suplementos que pueden variar entre vitaminas, minerales, aminoácidos, enzimas o probióticos.

Diversas toxinas en el aire, alimentos o agua, destinados al consumo humano, funcionan como antinutrientes que reducen o destruyen los nutrientes en el interior del cuerpo, bloqueando a las enzimas encargadas de metabolizarlos. Por ello, es imposible la reparación celular.

Algunos ejemplos de lo anterior son:

1. El estrés físico o mental en exceso aumenta la necesidad de las vitaminas del complejo B, vitamina C, vitamina E, y magnesio, entre otras.

2. El tabaco destruye la vitamina C y aumenta su necesidad.

3. El alcohol aumenta la necesidad de: vitamina B1 y B5, de vitamina C y magnesio.

4. El café aumenta la necesidad de vitamina B1.

5. Las grasas artificiales (las trans y las hidrogenadas), sustituyen a los ácidos grasos esenciales e incrementan artificialmente su necesidad.

De esta manera, la nutrición ortomolecular es capaz de recomponer una alimentación molecularmente incorrecta, mediante una alimentación dirigida que previene la aparición de enfermedades, así como el progresivo deterioro de la calidad de vida.