Quienes se deciden a seguir una dieta para adelgazar suelen centrar su atención en los valores calóricos de los alimentos como si ésa fuera la manera más fiable de controlar la alimentación para perder peso.

Sin embargo, cada vez más estudios demuestran que esa es una manera errónea y perjudicial de planificar nuestra dieta. En este artículo te explicamos por qué.

Las calorías son sólo un dato más

Las calorías de un alimento son tan importantes como su contenido en otros valores nutricionales: grasa, fibra, proteína, hidratos de carbono, etc. No es lo mismo consumir 100 calorías de fruta que de bizcocho, ya que el cuerpo no digerirá y asimilará del mismo modo los nutrientes. Por ejemplo, sin consumimos un alimento como el aguacate, que es muy calórico pero también rico en grasas saludables y fibra, nuestro organismo asimilará más facilmente esas grasas y además la fibra que contiene nos ayudará a eliminar mejor lo que no necesitemos.

En cambio, si consumimos un alimento rico en azúcares, grasas perjudiciales y harinas refinadas, posiblemente nuestro cuerpo lo detectará inmediatamente como alimento que debe almacenar, ya que le aportará muchos menos nutrientes.

¿Hay alimentos que adelgazan?

Decimos que hay alimentos que adelgazan porque las calorías que gasta el organismo para digerirlos son superiores a las calorías que contienen. Eso demuestra que con esos alimentos no deberíamos contar las calorías, ya que al comerlos estaríamos en realidad gastando más energía, es decir, adelgazando.

Estos alimentos, que gastan más calorías de las que contienen, se conocen como alimentos de valor calórico negativo, y son principalmente frutas y verduras, como las que citamos a continuación:

Hortalizas:

Col
Ajo
Cebolla
Espinacas
Tomate
Espárragos
Remolacha
Brócoli
Zanahoria
Apio
Pepino
Berenjena
Calabacín

Frutas:

Manzana
Melón
Frutos rojos
Pomelo
Limón
Papaya
Piña

Por lo tanto recomendamos que nuestra dieta se base en gran parte en estos alimentos.

Grasas buenas, grasas malas

En general las calorías son proporcionales al contenido graso del alimento; sin embargo, también en el tipo de grasa los alimentos son diferenciables, y elegir siempre los que son naturales y beneficiosos. Por otro lado, las grasas son imprescindibles para nuestro organismo y además promueven la eliminación de los depósitos grasos de nuetro cuerpo, por lo que eliminarlas de la dieta sería un gran error.

Ejemplos de grasas saludables:

Aceites vegetales de primera presión en frío
Frutos secos
Semillas
Aguacate
Pescado azul
Yema de huevo
aceites cottonseedoil

Ejemplos de grasas perjudiciales:

Carnes rojas y embutidos
Margarina y otras grasas trans
Alimentos fritos
Derivados lácteos

La fibra

Tampoco podemos valorar el contenido calórico de un alimento sin tener en cuenta si tiene o no fibra insoluble. La fibra en sí no nos nutre, pero sí que ayuda a que la comida no nos engorde tanto.

Tiene propiedades saciantes, por lo que no tendremos necesidad de comer tanta cantidad, y además nos ayuda a eliminar todo lo que el cuerpo no necesita.

Por ejemplo, si nos hemos dado un capricho (pastel, helado, dulce), éste engordará menos si comemos también un alimento rico en fibra, como por ejemplo una manzana.

¿Cuáles son los alimentos que contienen fibra de manera natural?

Frutas
Verduras y hortalizas
Legumbres
Frutos secos
Cereal integral

Si aumentamos nuestro consumo de alimentos ricos en fibra es posible que inicialmente notemos algunos síntomas aparentemente negativos, como hinchazón, gases o incluso estreñimiento. Estos síntomas son temporales, mientras nuestro cuerpo se adapta a estos alimentos. Los evitaremos si los masticamos bien y bebemos agua suficiente fuera de las comidas.

Consejos finales

Por todo lo explicado en este artículo te recomendamos olvidarte de contar las calorías y en cambio dedicar tus esfuerzos a elegir alimentos naturales y saludables, que te aporten todos los nutrientes necesarios.

La alimentación debe ser equilibrada. No debemos consumir menos calorías o menos grasas, sino elegir alimentos de más calidad. Una falta de grasas saludables nos podría ocasionar, por ejemplo, un envejecimiento prematuro de la piel, sequedad del cuero cabelludo, una bajada de defensas, estreñimiento, etc.

Tampoco debemos abusar de la proteína de origen animal, como proponen otras dietas, ya que esto puede dañar el funcionamiento de nuestro hígado y riñones y a la larga causar el temido efecto rebote.