El calcio es vital para los huesos y los dientes y para la salud de las encías. También es importante para mantener la regularidad de la frecuencia cardiaca y para la transmisión de los impulsos nerviosos. El calcio disminuye el nivel del colesterol y ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Es necesario para el crecimiento y las contracciones de los músculos, así como también para prevenir los calambres musculares. Aumenta la tasa del crecimiento óseo y la densidad mineral ósea en los niños. Este importante mineral también es esencial para la coagulación de la sangre y ayuda a prevenir cáncer. Ayuda a bajar la presión arterial y previene la pérdida de hueso asociada con la osteoporosis. El calcio proporciona energía e interviene en la estructuración proteínica del RNA y el DNA. También está implicado en la activación de varias enzimas, entre ellas la lipasa, que descompone las grasas para ser utilizadas por el organismo. Así mismo, el calcio mantiene la adecuada permeabilidad de las membranas celulares, coadyuva en la actividad neuromuscular, contribuye a la salud de la piel y protege contra la preeclampsia durante el embarazo, la primer causa de muerte materna.

El calcio protege del plomo a los huesos y los dientes porque inhibe la absorción de este toxico metal.  La deficiencia de calcio puede producir los siguientes trastornos de salud: dolores en las articulaciones, uñas quebradizas, eccema, aumento del colesterol sanguíneo, palpitaciones cardiacas, hipertensión, insomnio, calambres musculares, nerviosismo, entumecimiento de los brazos y/o piernas, palidez, artritis reumatoidea, raquitismo y caries dental. La deficiencia de calcio también se relaciona con alteraciones cognoscitivas, convulsiones, depresión, delirios e hiperactividad.

El calcio se encuentra en la leche, productos lácteos, salmón (con huesos), sardinas, mariscos, vegetales de hoja verde, almendras, espárragos, levadura de cerveza, col, avena, manzanilla, plátano, higo, soya y brócoli.

El aminoácido lisina es necesario para la absorción de calcio. El ejercicio vigoroso dificulta la absorción del calcio, pero el ejercicio moderado la favorece. La absorción insuficiente de vitamina D  o el consumo excesivo de fosforo y magnesio también dificultan la absorción del calcio. Las mujeres atletas y las que están en etapa menopáusica necesitan cantidades mayores de calcio porque su nivel de estrógeno es menor. El estrógeno protege el sistema esquelético ayudando a que el calcio se deposite en los huesos.

Una dieta rica en proteína, grasa y/o azúcar afecta la absorción del calcio. Consumir bebidas alcohólicas, café, comida chatarra, sal en exceso y/o harina blanca lleva a la pérdida de calcio. Es conveniente que en la dieta predominen los vegetales, las frutas y los granos enteros, porque estos alimentos contienen una gran cantidad de calcio, pero una pequeña cantidad de fosforo.

La eficacia de los suplementos de calcio es mayor cuando se dividen en varias tomas a lo largo del día y antes de acostarse. Cuando se toma por la noche, el calcio ayuda a dormir profundamente. La eficacia de este mineral es menor cuando se toma en una dosis única y muy elevada.