Amigdalitis significa inflamación de las amígdalas, pequeños órganos compuestos de tejido linfático que se encuentran a ambos lados de la entrada de la garganta. Aunque las bacterias – generalmente estreptococos – son la causa mas común de la inflamación, también puede ser producida por infección viral. Entre los síntomas están dolor de garganta, dificultad para deglutir o tragar los alimentos, ronquera, tos, y enrojecimiento, dolor e inflamación de las amígdalas. También puede presentarse dolor de cabeza, dolor de oído, fiebre con escalofrió, nauseas y vomito, secreción y obstrucción nasales, e hipertrofia de los nódulos linfáticos de todo el cuerpo.

Este trastorno es mucho más común en los niños, pero se puede presentar a cualquier edad. En los adultos puede indicar que la resistencia del organismo a las enfermedades está más baja de lo normal. Una dieta mal balanceada, alta en carbohidratos refinados y baja en proteínas y otros nutrientes puede predisponer a la amigdalitis. Algunas personas presentan ataques repetidos de amigdalitis que pueden convertirse en una enfermedad crónica. En general, cuanto más se repiten los ataques, tanto más difícil es curar el problema. Cada vez que se inflaman las amígdalas se acumula tejido cicatricial en ellas.

Si la amigdalitis se vuelve recurrente o crónica, puede ser recomendable una amigdalectomía (extracción de las amígdalas). Anteriormente los médicos practicaban esta operación quirúrgica con demasiada frecuencia. Hoy en día se sabe que las amígdalas son importantes para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, y solo se deben extraer cuando es absolutamente inevitable.

Hacer durante tres días un ayuno de limpieza a base de jugos y caldo de vegetales puede ser beneficioso. Descanse y tome abundantes líquidos. Añada a su dieta Vitamina C, A y E, complejo B, pantotenico y B6.

No fume y evite los ambientes donde hay humo de cigarrillo, pues irritan la garganta.

Disuelva media cucharadita de sal en una taza de agua caliente y haga gargarismos tres veces al día para reducir la inflamación, aliviar el dolor y controlar la secreción.

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