Las proteínas le proporcionan la estructura a todos los seres vivientes, sin excepción. Todos los organismos vivos – desde el microbio más pequeño hasta el animal más grande – se componen de proteínas. Y en sus diversas formas, las proteínas intervienen en los procesos químicos de los cuales depende la vida.

Las proteínas son un componente necesario de todas las células vivas del organismo. Después del agua, la proteína constituye la porción más grande de nuestro peso corporal. En el cuerpo humano, las sustancias proteínicas forman músculos, ligamentos, tendones, órganos, glándulas, uñas, cabello y muchos fluidos corporales vitales, además de que son esenciales para el crecimiento de los huesos. Las  enzimas y las hormonas que catalizan y regulan todos los procesos corporales son proteínas. Las proteínas ayudan a regular el balance de agua en el organismo y a mantener un adecuado pH interno. También ayudan al intercambio de nutrientes entre los fluidos intercelulares y los tejidos, la sangre y la linfa. Una deficiencia proteínica puede alterar el equilibrio de los fluidos corporales y ocasionar edema. Las proteínas forman la base estructural de los cromosomas, a través de los cuales se transmite la información genética de padres a hijos. El “código” genético presente en el ADN de todas las células es, en realidad, información acerca de la manera en que se debe sintetizar las proteínas de cada célula.

Las proteínas son cadenas de aminoácidos unidos por enlaces péptidos. Cada clase de proteína se compone de un grupo específico de aminoácidos con una disposición química especial.  Los aminoácidos particulares y la secuencia en que están organizados es lo que les da a las proteínas que forman los diversos tejidos sus características y funciones individuales. Cada proteína del organismo satisface una necesidad específica. Las proteínas no son intercambiables.

Las proteínas que componen el cuerpo humano no se obtienen directamente en la dieta. Más bien, la proteína dietética se descompone en sus aminoácidos constitutivos, que el organismo utiliza luego para elaborar las proteínas especificas que necesita. Así pues, los nutrientes esenciales no son las proteínas sino los aminoácidos.

Las proteínas son esenciales en la dieta. Los aminoácidos que las forman pueden ser esenciales o no esenciales. En el caso de los primeros, no los puede producir el cuerpo por sí mismo, por lo que tienen que adquirirse a través de la alimentación. Son especialmente necesarias en personas que se encuentran en edad de crecimiento como niños y adolescentes y también en mujeres embarazadas, ya que hacen posible la producción de células nuevas.

Las proteínas están presentes sobre todo en los alimentos de origen animal como la carne, el pescado, los huevos y la leche. Pero también lo están en alimentos vegetales, como la soya, las legumbres y los cereales, aunque en menor proporción. Su ingesta aporta al organismo 4 kilocalorías por cada gramo de proteína.

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