Las quemaduras de sol, o eritema solar, se producen por la excesiva exposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol. La cantidad de exposición al sol que se requiere para que se produzca una quemadura depende de cada individuo, de la ubicación geográfica y de las condiciones atmosféricas, entre otros factores.

La mayor parte de las quemaduras de sol son de primer grado. Este tipo de quemadura enrojece la piel, la calienta y la vuelve anormalmente sensible al tacto. Dependiendo de la severidad de la quemadura y del tipo de piel, la quemadura puede evolucionar y convertirse en un bronceado, o el individuo puede quemarse y descamarse. Una quemadura de sol más severa puede ser de segundo grado y causar enrojecimiento extremo, hinchazón, dolor e, incluso, ampollas. Las ampollas indican que la quemadura no se limita a la capa superficial de la piel si no que es más profunda, y que ocasiona daño y exudación de fluidos de las células de las capas inferiores de la piel. Esto da por resultado erupciones y grietas cutáneas que permiten la entrada de bacterias y otros organismos infecciosos. En los casos más graves, la quemadura se presenta junto con escalofrió, fiebre, nauseas y/o delirio.

Las personas de piel clara son más propensas a las quemaduras de sol que las personas de piel más oscura; no obstante, sin importar el color de piel el individuo se quema si se expone lo suficiente al sol. Los síntomas no aparecen necesariamente mientras la persona está expuesta al sol; pueden presentarse entre una y veinticuatro horas más tarde y suelen alcanzar su punto máximo entre dos y tres días después.

Debido al desgaste de la capa de ozono de la tierra, hoy en día existe gran preocupación en torno a los efectos de la exposición al sol. La capa de ozono actúa de escudo protector contra los rayos ultravioleta mas perjudícales; sin embargo, cada vez esta más delgada y en muchos sitios presenta agujeros de diversos tamaños. Esta situación aumenta la probabilidad de sufrir quemaduras de sol, así como cáncer en la piel.

Consuma alimentos ricos en proteínas para promover la reparación de los tejidos, frutas y vegetales crudos por su aporte de vitaminas y minerales necesarios. Tome muchos líquidos; las quemaduras de sol deshidratan el organismo.

Además es importante consumir potasio, vitamina C, A y E, Bioflavonoides, calcio y magnesio, B6, zinc.

Cuando vaya a salir al aire libre, protéjase del sol utilizando sombrero, ropa que cubra al máximo el cuerpo y gafas con protección contra los rayos UV. Aplíquese siempre filtro anti solar en todas las áreas de la piel que vayan a estar expuestas al sol.

Para aliviar rápidamente el dolor que ocasionan las quemaduras del sol, aplíquese compresas de agua fría.

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