La riboflavina es necesaria para la formación de los glóbulos rojos de la sangre, la producción de anticuerpos, la respiración celular y el crecimiento. Alivia la fatiga ocular y es importante para la prevención y el tratamiento de las cataratas. Ayuda al metabolismo de los carbohidratos, las grasas y las proteínas. Junto con la vitamina A, la riboflavina protege las membranas mucosas del tracto digestivo y mejora su condición. La riboflavina también facilita la utilización del oxigeno por parte de los tejidos de la piel, las uñas y el cabello; elimina la caspa y favorece la absorción de hierro y la vitamina B6. Es importante consumir cantidades apropiadas de riboflavina durante el embarazo, porque la falta de esta vitamina puede afectar el desarrollo del feto aunque la mujer no muestre señales de deficiencia.

La deficiencia de riboflavina se manifiesta en síntomas como grietas y ulceras en las comisuras de la boca, problemas oculares, inflamación de la boca y la lengua, y lesiones cutáneas. Otros síntomas que se pueden presentar son dermatitis, vahídos, pérdida de cabello, insomnio, sensibilidad a la luz, mala digestión, retraso en el crecimiento y lentitud en las reacciones mentales.

Los siguientes alimentos son rica fuente de vitamina B2: queso, yema de huevo, pescado, legumbres, carne, leche, aves de corral, espinaca, granos enteros y yogur. Otras fuentes de esta vitamina son los espárragos, aguacate, brócoli, grosella, vegetales hojosos, alfalfa, berros, hongos, nueces y manzanilla.

Entre los factores que aumentan la necesidad de riboflavina están el uso de anticonceptivos orales y el ejercicio vigoroso. La luz, los antibióticos y el alcohol destruyen fácilmente esta vitamina B.