La tiamina mejora la circulación y ayuda a la producción de la sangre, el metabolismo de los  carbohidratos y la producción de ácido clorhídrico, o ácido hidroclórico, que es importante para una buena digestión. La tiamina también optimiza la actividad cognoscitiva y la función cerebral. Influye positivamente en la energía, el crecimiento, el apetito y la capacidad de aprender, y se necesita para el tono muscular de los intestinos, el estomago y el corazón. Además, la tiamina actúa como antioxidante y protege el organismo de los efectos degenerativos del envejecimiento, el consumo del alcohol y el tabaquismo.

El beriberi, una enfermedad del sistema nervioso, se debe a la deficiencia de tiamina. Otros síntomas que pueden presentarse a raíz, de la insuficiencia de tiamina son estreñimiento, edema, aumento del tamaño del hígado, fatiga, problemas de la memoria, trastornos gastrointestinales, alteraciones cardiacas, irritabilidad, dificultad para respirar, inapetencia, atrofia muscular, nerviosismo, entumecimiento de manos y pies, dolor y sensibilidad, mala coordinación, sensación de hormigueo, debilidad y dolor muscular, debilidad general y perdida severa de peso.

Entre las mejores fuentes de la tiamina están: arroz integral, huevo, pescado, legumbres, el hígado, maní, guisantes, cerdo, aves de corral, el trigo, germen de trigo, espárragos, levadura de cerveza, col, nueces, harina de avena, ciruelas, uvas pasas, berros, alfalfa, garbanzo, perejil, manzanilla y hierbabuena.