En gran medida, tener un peso equilibrado depende más de seguir unos buenos hábitos que de hacer puntualmente dietas de adelgazamiento, y además supone una manera más saludable y equilibrada que nos ayudará a sentirnos mejor sin esfuerzos ni sacrificios.

Ofrecemos algunos consejos sencillos que nos nos costará nada seguir y en cambio en poco tiempo nos permitirán ir bajando de peso.

No hace falta llenarse del todo

Tenemos que educar a nuestro estómago, ya que éste se adaptará a las cantidades que le demos habitualmente. Además, deberemos evitar pasar de ese momento en el que comemos por comer. No es muy difícil acostumbrarnos a no llenarnos del todo, si no a quedarnos con un poquito hambre. Un truco para cuando nos cueste consiste en tomar una infusión digestiva después la comida.

Masticar las bebidas, beber los alimentos

Con esta pauta debemos entender que comer rápido engorda y además no nos nutre. En realidad, la digestion empieza en la boca, ya que la saliva contiene enzimas que inician el proceso digestivo. Cuanto mejor mastiquemos los alimentos, mejor los asimilaremos y, además, comeremos menos cantidad. Está demostrado que el hambre dura entre 15 y 20 minutos. Si hemos comido sin prisa, pasado ese tiempo no tendremos necesidad de seguir comiendo.

Comer más proteína

En este artículo explicamos los beneficios de comer suficiente proteína diariamente, en vez de abusar de los carbohidratos (pan, bollería, pasta, etc.) como sucede habitualmente. La proteína, tanto vegetal como animal, nos ayudará a perder peso, reducir la cintura y tonificiar y dar firmeza a nuestra musculatura.

Aprender recetas saludables

El interés por la cocina será un punto positivo a la hora de descubrir nuevas recetas saludables con ingredientes que antes no usábamos, y que nos ayudarán a perder peso, como son:

Bebidas vegetales de arroz, de avena, etc.
Algas (el alga agar-agar nos permite realizar recetas sorprendentes y muy ligeras)
Especias: jengibre, canela, cardamomo, curry, cayena…
Cereales integrales menos conocidos: mijo, trigo sarraceno, quinoa, etc.
Licuados de frutas

Dejar la comida ya preparada

Muchas veces lo que nos engorda es que tenemos hambre y sin embargo no tenemos nada preparado, y terminamos comiendo rápido cualquier cosa que nos engorda. Por eso una solución es cocinar siempre más cantidad y tener algo en la nevera, como jugos naturales, compotas de frutas, cremas de verduras, ensaladas, etc.

Cuidado con las combinaciones

Combinar muchos alimentos diferentes en una misma comida, como sucede generalmente en banquetes y celebraciones, es una de las cosas que más causan sobrepeso y además afectan a nuestra salud. Aunque siempre habrá excepciones, intentaremos siempre que sea posible que una comida incluya algo vegetal, algo de hidratos de carbono y algo de proteína.

Evitar los alimentos refinados

No nos cuesta nada optar siempre por lo integral. El paladar también se educa, y es posible que a la larga incluso disfrutemos más del sabor de los alimentos completos, que no sólo son ricos en fibra y son más saciantes, sino que también contienen más vitaminas y minerales.

Las infusiones

Acostumbrarnos a beber infusiones de plantas medicinales nos ayudará a llenar nuestro estómago entre horas y además a disfrutar de sus beneficios para la salud.

Las podemos tomar frías o calientes, combinadas con limón y endulzadas con estevia. Recomendamos por ejemplo la de peladura de cítricos, de hueso de aguacate, las infusiones para el hígado o las digestivas.

La cena engorda

El ritmo que llevamos marca el gasto energético que necesitamos en cada momento, y todo aquello que comamos por la noche generalmente ya no lo gastamos, por lo que conviene cenar ligero y temprano, a ser posible antes de las 8 de la tarde. Además, en las horas de la madrugada es cuando según la Medicina Tradicional China trabajan el hígado y la vesícula, por lo que no debemos estar digiriendo una comida para que puedan regenerarse correctamente.
Beber mucho agua

El agua limpia nuestro organismo y llena nuestro estómago cuando tenemos ganas de picar algo pero en realidad no tenemos hambre. Muchas veces tenemos sed y nuestro cuerpo confunde la señal. Por eso proponemos beber un vaso de agua siempre que queramos picar algo. Si después seguimos teniendo hambre, podemos optar por algo saludable como hemos comentado en el punto anterior.