Quien cree que no desayuna con tal de bajar de peso, en realidad se está engañando debido a que se come sus propias proteínas, se auto devora, ya que se trata de comer por ansiedad, de acuerdo con el doctor Salomón Jakubowicz.

El cuerpo desata su mecanismo de emergencia cuando el desayuno no empieza 60 minutos después de levantarnos de la cama. La fatiga aparece cuando finalmente comemos y se apagan las alarmas.

Antes de perder totalmente los ahorros de energía, el cerebro decide provocar ataques de hambre que aparecen en la tarde. A esto se le llama cerebro de gordo.

Los alimentos ingeridos con ansiedad en la noche provocan que en la mañana del día siguiente, no sea fácil comer el desayuno, volviendo al principio de dicho círculo.

La relación de ansiedad con el cerebro de gordo puede detonar ciertas condiciones, como la fatiga crónica, que se asocia a distintas enfermedades.

Sin embargo, este proceso puede prevenirse y revertirse, de acuerdo con el Dr. Jakubowicz, ya sea mediante algunos medicamentos (hormonas), o bien a través de algo muy sencillo como lo es el cambio de hábitos:

1. Desayuna aún sin hambre hasta sentirte satisfecho. Te ayuda a controlar la ansiedad por comer.

2. Desayuna dentro de la siguiente hora después de levantarte. Previene la fibromialgia, el colesterol, triglicéridos y el ácido úrico altos

3. Incluye proteínas en tu desayuno, así como tu carbohidrato favorito. Esto te ayuda a adaptar tu estilo de vida y a hacerte el hábito.

4. Nunca hagas ejercicio en ayunas. Previene la ansiedad, artrosis y la pérdida de colágeno.

5. Duerme mínimo de 12 a 5 am. Mejora tu metabolismo y previene la grasa abdominal e hígado graso.

De esta manera puedes comenzar a hacer una diferencia en tus malos hábitos, lo que a la postre te llevará a una adecuada alimentación, actividad física, y un peso ideal.