¿Cómo descubrir nuestro grado de acidez corporal?.

¿Sabías que cada órgano y zona de nuestro organismo tiene un grado de acidez específico y que cuando éste se altera es cuando aparecen las enfermedades? A este grado se le llama pH y va desde los niveles más alcalinos hasta los más ácidos. En este artículo te explicamos qué es el pH, cómo se mide a través de la orina y la saliva y cómo nos ayuda a prevenir problemas de salud en general.

¿Qué es el pH?

El pH es una escala del 0 al 14 que nos sirve para medir el grado de acidez o alcalinidad. De este modo, a medida que nos acercamos al 0 hay más acidez, mientras que a medida que subimos al 14 hay más alcalinidad. Los valores que rondan el 7 se consideran neutros.

Por ejemplo, algunos jabones se denominan pH neutro, o incluso especifican pH 5.5 en la etiqueta, precisamente porque ése es el pH de nuestra piel. Por eso en este artículo vamos a especificar algunas de estas cuestiones para que aprendamos a cuidar correctamente nuestro cuerpo.

Un cuerpo, diferentes pH

Aunque en general decimos que la causa de muchas enfermedades es un exceso de acidez, causado por una mala alimentación, malos hábitos, contaminación, estrés, etc., lo cierto es que lo ideal es que cada órgano esté equilibrado, en su pH saludable. Por ejemplo, el estómago es naturalmente ácido por su contenido en ácido clorhídrico. Si no fuera lo suficientemente ácido no podríamos digerir determinados alimentos.

En cambio, la saliva puede dar a veces valores más alcalinos. Finalmente, la sangre es el fluido del organismo que tiene valores más constantes, aproximadamente de 7.4.

¿Cómo averiguamos nuestro pH?

La manera más sencilla de averiguar el pH de algunas zonas de nuestro cuerpo es mediante unas tiras reactivas que se suelen comercializar en farmacias y que tan sólo impregnándolas veremos aparecer el color correspondiente al pH, tal como podremos descifrar con la ayuda del indicador que lo acompaña. De esta manera podemos averiguar el pH de nuestra orina y de nuestra saliva.

La orina

Es bastante habitual medir el pH de la orina para detectar enfermedades. En una persona sana, el pH está entre los 4,5 y los 8, por lo que es ligeramente ácida.

Si es más alto que 8 podría indicar que padecemos una infección urinaria, pero sólo lo confirmaremos si sufrimos los síntomas, ya que el bicarbonato de sodio o algunos alimentos también podrían dar valores más alcalinos.

Si es más bajo que 4,5 podría indicar que padecemos gota, pero también puede darse en una alimentación en la que hemos abusado de la carne o bien en un periodo de ayuno.

La saliva

La saliva suele tener un pH alrededor de los 6.5 y 7. Si nos encontramos valores más ácidos podrían estar originándose en el estómago, a causa de malas digestiones. Estas alteraciones no sólo afectan a nuestra salud en general sino que, al alterar el pH de la saliva, nos predisponen a padecer problemas como la caries o la gingivitis, entre otras. Por eso la solución pasa por mejorar la digestión.

La piel

Como hemos dicho, el pH de la piel es 5.5, bastante neutro y ligeramente ácido.

Por eso es fundamental que usemos productos de aseo que no sean demasiado agresivos con la piel, que contengan ingredientes naturales y que eviten las parafinas y otros derivados del petróleo, el sodium lauryl sulfate y los parabenos.

Las sustancias detergentes, por ejemplo, suelen tener valores alrededor de los 10, por lo que resultan bastante agresivas para nuestra piel si no nos protegemos con guantes.

En cambio, para combatir los efectos dañinos en nuestra piel podemos terminar las duchas echándonos sobre el cabello y la piel una mezcla de una parte de vinagre de manzana por 3 partes de agua. El vinagre, además de tener muchas propiedades, nos ayuda a acidificar ligeramente nuestra piel, a la vez que la protege y la deja suave y equilibrada.

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