Una intolerancia alimentaria es cuando un alimento no es tolerado o asimilado por el organismo, generalmente debido a un problema fisiológico como una carencia digestiva, enzimática o metabólica. La relevancia de su detección temprana radica en que una intolerancia no permite la correcta absorción de los nutrientes. Una intolerancia puede presentar síntomas hasta 72 horas después.
Intolerancias más comunes:
Lactosa: Se da cuando no existe suficiente enzima lactasa en el intestino, lo que impide digerir correctamente la lactosa, que es el azúcar que proviene de la leche y sus derivados. Provoca principalmente gases.
Sacarosa: Para digerirla, es necesaria la enzima sacarasa; si existe ausencia de esta enzima, se complica su digestión y es descompuesta por las bacterias intestinales. Provoca desechos que produces gases, diarrea y otros problemas digestivos.
Gluten: Afecta principalmente al intestino delgado, ya que atrofia sus vellosidades. La inflamación es provocada por la gliadina. Provoca digestiones pesadas y lentas, gases, vómitos, diarreas crónicas, entre otros.
Síntomas:
Algunos de los síntomas que pueden presentarse cuando se tiene alguna intolerancia son:
Trastornos digestivos: Dolor abdominal, náuseas, inflamación del estómago, gases, diarreas y vómitos.
Cansancio general, fatiga y trastornos psicológicos, incluso depresión.
Dolores articulaciones
Alteraciones en la piel
Trastornos del sueño
Dolores de cabeza y migraña
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