Dos nuevos estudios realizados por sendos grupos de investigación coinciden en señalar que controlar la cantidad de proteínas animales a lo largo de la vida es el secreto para tener una buena salud y vivir muchos años.
Lo que vienen a decir estos científicos es que más vale consumir pocas proteínas cuando aún somos jóvenes y más al entrar en la vejez.
Depende de la edad tienen diferentes efectos
Los trabajos publicados en la revista científica Cell Metabolism sugieren que las proteínas tienen un efecto diferente en el organismo, según la etapa de la vida en la que se tomen. Si se abusa de ellas en la edad adulta, se eleva el riesgo de mortalidad y de padecer cáncer.
Pero cuando se superan los 65 años y nos acercamos a la vejez se produce el efecto contrario, entonces comer más proteínas y reducir los hidratos de carbono puede prolongar los años de vida saludable.
Tan dañinas como el tabaco
La investigación encabezada por Walter Longo, director del Instituto de Longevidad de la Universidad del Sur de California advierte que comer a diario mucha carne, pescado, aves y otras proteínas animales puede ser “tan dañino como el tabaco”. Al menos para las personas de mediana edad.
Longo y sus colaboradores han llegado a esta conclusión tras volver a analizar un estudio norteamericano sobre hábitos de dieta que incluía a 6.831 personas hasta los 65 años de edad.
Los científicos se percataron de que los amantes de la dieta hiperprotéica (aquellos en los que más del 20% de las calorías tenían una fuente proteica) multiplicaron por cuatro sus probabilidades de morir por cáncer o diabetes.
Sin embargo, el efecto en los mayores de 65 años fue exactamente el contrario: los que más proteínas consumían eran los que gozaban de una mejor salud.
La respuesta está en la misma biología humana
La explicación de esta aparente paradoja se halla en el propio dinamismo de la biología humana. La clave estaría, explican los investigadores, en la IGF-I, una proteína que controla la hormona del crecimiento.
Muchos tejidos del organismo liberan esta proteína que afecta a casi todas las células del cuerpo. Los principales órganos sintetizadores son la placenta, el corazón, el pulmón, el riñón, el hígado el páncreas, el bazo, el intestino, los testículos, los ovarios y la médula ósea.
Los seres humanos producimos aproximadamente 30 mg de IGF-1 al día hasta los 30 años de edad, y desde ese momento la producción decrece y cae en picada a partir de los 65 años. Esta caída es la que contribuye al debilitamiento muscular.
Menos carne y más legumbres
Ambos trabajos científicos apuestan por reducir la ingesta diaria de todas las proteínas, pero especialmente las de origen animal.
Sin embargo, afirman que las proteínas procedentes de plantas, tales como las que proporcionan las legumbres, no parecen tener los mismos efectos sobre la mortalidad en la mediana edad que las de origen animal.
Una persona que pesa 59 kilogramos debería consumir diariamente entre 45 y 50 gramos de proteína preferentemente de origen vegetal.
La dieta moderada incluye del 10 al 19% de calorías procedentes de proteína, y una dieta baja es la que incluye menos del 10% de esta ¿Con cuánta frecuencia consumes proteínas?
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