El estreñimiento se produce cuando los excrementos se movilizan muy despacio por el intestino grueso, lo cual da por resultado evacuaciones intestinales poco frecuentes y/o dolorosas. El estreñimiento es la raíz de muchos padecimientos distintos, entre ellos apendicitis, mal aliento, olor corporal, lengua sucia o saburral, depresión, diverticulitis, fatiga, gases, dolores de cabeza, hemorroides (almorranas), hernia, indigestión, insomnio, síndrome de malabsorción, obesidad y varices. El estreñimiento puede intervenir, incluso, en el desarrollo de enfermedades graves, como cáncer intestinal.
Es importante que el intestino funcione todos los días. El colon es el depósito del material de desecho del organismo, que se debe eliminar cada 18 a 24 horas. Transcurrido ese lapso, se pueden formar toxinas perjudiciales. Los antígenos y las toxinas de las bacterias intestinales y de las partículas no digeridas de alimentos desempeñan un papel importante en el desarrollo de algunas enfermedades, entre ellas diabetes mellitus, meningitis, miastenia grave, enfermedades tiroideas, candidiasis, gases y sensación de llenadura crónicos, migraña, fatiga y colitis ulcerativa.
En la mayoría de los casos, el origen del estreñimiento es el consumo insuficiente de fibra y de fluidos. Otros factores que producen estreñimiento son falta de ejercicio, edad avanzada, trastornos musculares, anomalías estructurales, enfermedades intestinales, trastornos neurogenos y dieta inadecuada, especialmente consumo excesivo de comida chatarra. El estreñimiento puede ser un efecto secundario de los suplementos de hierro y de algunos medicamentos, como analgésicos y antidepresivos. Es muy frecuente durante el embarazo.
Dos alteraciones metabólicas que pueden conducir al estreñimiento son un nivel alto de calcio y un nivel bajo de hormona tiroidea. Las personas que tienen insuficiencia renal o diabetes también tienden a presentar estreñimiento. En personas de edad avanzada el estreñimiento suele ser producido por deshidratación; en personas de cualquier edad, la depresión influye en este trastorno.
Haga una dieta baja en grasa. Consuma todos los días alimentos ricos en fibra, como frutas frescas, vegetales crudos de color verde y arroz integral. Consuma también esparrago, frijol, col de Bruselas, zanahoria, ajo, guisantes y granos enteros. Consuma también alimentos ricos en pectina: manzana, plátano y frutas cítricas. Beba más agua. Esto es importante cuando se le agrega fibra a la dieta. Añada vitamina C, Vitamina E, betacaroteno, Complejo B, Ácido fólico y B12, Calcio, Magnesio, Vitamina A y D.
No consuma alimentos fritos, evite los alimentos que estimulan la secreción de las membranas mucosas, como productos lácteos, grasas y alimentos muy condimentados. Elimine de su dieta bebidas gaseosas, carne, harina blanca, alimentos altamente procesados, sal, café, alcohol y azúcar. Estos alimentos son difíciles de digerir.
Haga ejercicio. La actividad física acelera la movilización de los excrementos por el intestino. Caminar durante 20 minutos suele ser suficiente para aliviar el estreñimiento. Además, hacer ejercicio con regularidad es importante para prevenir este trastorno.
Cuando el estreñimiento y la diarrea se presentan alternativamente, es posible que la persona sufra de síndrome de intestino irritable. A pesar de que esta enfermedad es crónica y desagradable, no es grave. Otros síntomas frecuentes son cólicos, gases y variaciones en la consistencia de las deposiciones. Se desconoce la causa del síndrome de intestino irritable, pero muchos especialistas piensan que se relaciona con el estrés.
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