Hacer ejercicio es casi una necesidad “vital”. Está comprobado que quienes se ejercitan por lo menos 15 minutos diarios reducen el riesgo de mortalidad en 14%, si se compara con las personas que no realizan ninguna actividad física.
Al regalarte al menos estos 15 minutos al día para moverte no solo vas a ganar vitalidad y salud, también vas a mejorar tu autoestima, estado de ánimo, apariencia y tu habilidades congnitivas. En resumen, sentirás más felicidad y satisfacción en tu vida.

¡Cómo hacerlo parte de tus hábitos!

Para comenzar a tomar el gusto al ejercicio y convertirlo en un hábito, la American Academy of Family Physicians propone estas cinco estrategias:

Lo que más te guste

Lo más importante es que elijas la actividad que más te guste o te llame la atención. Aquí lo importante es que se adapte a tus necesidades y condición física. Por ejemplo, si sufres alguna afección en las articulaciones, la natación es una de las mejores opciones.

Inicia con entrenamiento gradual

Comienza a trabajar tu meta de manera gradual. Intenta hacer ejercicios de baja intensidad de cinco a 10 minutos al día y poco a poco tu cuerpo te va a demandar una actividad más fuerte. Puede iniciar con una caminata.

No lo hagas sola

Dicen que dos es mejor que uno, por eso es menos probable que abandones el ejercicio si encuentras a un amigo, conocido o familiar con el que realicen cierta actividad. Ambos serán un motivo de apoyo, compromiso y reto.

Escapa de la monotonía

La monotonía es un “veneno” que arruina cualquier plan. Cuando incluyes variaciones en los ejercicios es menos probable que te aburras o lesiones. Un día realiza entrenamiento cardiovascular y otro alguna actividad de fuerza o resistencia, hay numerosas opciones.

El mejor momento

Elige un momento cómodo del día. No hagas ejercicio después de comer o cuando hace mucho calor o frío. Si te cuesta hacer ejercicio por las mañanas espera hasta la tarde.

Otras formas de lograr incorporar la actividad física en tu rutina es firmar un contrato de compromiso contigo… Piensa, si lo haces para un trabajo con el que obtienes un beneficio, por qué no cumplirlo con una actividad que te va a hacer mucho bien.

Además, cuando compruebas tu progreso verás que sí vale la pena. Por ello, fíjate metas razonables. Las personas que han seguido estas estrategias han logrado hacer del ejercicio parte de su día a día.