Te vas a la cama, apagas la luz y te dispones a dormir, cerrando los ojos y tapándote bien. Pero parece que el sueño nunca llega. Pasan las horas y los nervios van en aumento. No quieres mirar el reloj porque ya falta poco para que suene la alarma. Si esto es algo frecuente en tu vida, entonces, no dudes en leer el siguiente artículo. Conoce tips y diferentes maneras para dormir más fácilmente.

Tips para dormir más rápido

Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo. Puede parecer un montón, pero es realmente necesario para recuperar las energías (cargar las baterías). Si no dormimos lo suficiente, no tenemos la capacidad de trabajar, estudiar, tener buen humor, estar saludables, etc. Si tienes problemas para conciliar el sueño seguro sabrás que no es muy bueno ir a la oficina con ojeras que te lleguen hasta el cuello. La productividad quedará en segundo plano, así como también tu juicio, tu memoria y tu concentración. Y además, esto trae como consecuencia la aparición de enfermedades diabetes, obesidad y una mala actitud crónica.

Si no pudiste dormir una sola noche, puede que estés de mal humor, pero el problema reside en aquellas personas que nunca tienen un buen sueño. Para evitarlo, trata de seguir algunos consejos.

Establece una rutina para dormir: Así el cuerpo sabrá en qué momento debe dormir y cuando estar despierto.

Conocerá cuando es tiempo de relajarse y de eliminar el estrés. Trata de irte a la cama siempre a la misma hora y de despertarte a igual horario (o lo más aproximado durante los fines de semana). Así el organismo no se desequilibrará.

Lleva un diario: Esto te ayudará a liberar las hormonas del estrés, y quitar el estado de alerta o tristeza. No es necesario que sigas un orden de tus pensamientos. Puedes ir escribiendo aquello que te aqueja o que te preocupa. De esta manera evitarás quedarte toda la noche pensando una solución a un problema, por ejemplo.

Consume más magnesio: Los estudios indican que el magnesio es necesario para dormir bien y toda la noche “como un angelito”. Trata de consumir alimentos como semillas de calabaza, acelga y espinacas.

Bebe un té de manzanilla: Es una bebida tranquilizante y relajante que reduce la ansiedad. Una taza antes de dormir es suficiente para dormir plácidamente hasta el otro día. Un puñado de manzanilla por ¼ litro de agua es la medida exacta.

Haz más ejercicio: Si realizas deporte o alguna actividad física, tu cuerpo y también tu mente, estará más cansada. No habrá excusas para no quedarte dormido. Y además tiene otras ventajas como ser bajar de peso, reducir el estrés, liberar tensiones, tonificar los músculos, mejorar la capacidad pulmonar y cardíaca, reducir el colesterol, etc.

Deja de trabajar cuando cae el sol: En lo posible, trabaja hasta el atardecer. Así el cuerpo sabrá que al caer la noche es momento de descansar y de dormir, no de seguir alerta. Aprovecha esas horas para hacer deporte, para leer, para jugar con tus niños, etc.

Toma una siesta: Al contrario de lo que la gente piensa, descansar durante el día hasta 30 minutos (después de almorzar) asegura un mejor sueño durante la noche. No duermas más que media hora, porque después de ese periodo correrás el riesgo de caer en las etapas más profundas del sueño, dejarte mareado al despertar y sólo querer regresar a dormir. La tarde se volverá muy larga.

Duerme siete horas seguidas cada noche: Todavía no está bien claro cuántas son las horas que una persona necesita dormir por día. Entre 6 y 8 está bien, pero todo depende de tus actividades y necesidades.

Si no duermes lo suficiente, el cuerpo aumentará la producción de cortisol, por lo cuál, padecerás de mayor estrés. También padecerás resistencia a la insulina y tendrás más chances de sufrir diabetes.

La habitación, solo para dormir: Reserva la cama únicamente para dormir. Todo lo demás, en los ambientes que corresponde. Come en el comedor o en la cocina, mira televisión en la sala, trabaja en la oficina, etc.

Crea una ambiente relajante: Eso quiere decir un buen colchón, cortinas oscuras para que no filtre la luz del sol, un tono suave en la pintura de las paredes, una buena calefacción o aire acondicionado, reducir los ruidos, compartir la cama sólo con alguien que no tenga pesadillas (o comprar una cama más grande), ponerse ropa de cama cómoda, etc.

Prefiere una habitación fría a caliente: Si estás demasiado abrigado o con la calefacción al máximo no sólo te será más difícil levantarte por la mañana, sino que las temperaturas elevadas inducen al sueño intermitente, el cuerpo transpirará más de lo habitual y se empezará a deshidratar.

Compensa el sueño perdido: Si saliste hasta tarde el sábado o si te quedaste hasta las dos de la mañana estudiando, al siguiente día recupera esas horas que no has dormido. Así la cuenta te quedará en positivo y no en negativo.

Evita ciertos alimentos antes de dormir: Todo aquello que te mantenga alerta, como la cafeína, las bebidas cola y las grasas, no es aconsejado antes de ir a la cama. En realidad, se aconseja no beber café después de las 18 horas.

No vayas a la cama con hambre: Tampoco debes dejar el estómago repleto porque será contraproducente. Lo mejor es cenar lo suficiente como para no quedar hambriento y no te despiertes con dolor estomacal o con ansiedad de comer cualquier cosa.