Meningitis es la infección de las meninges, es decir, las tres membranas ubicadas entre el cráneo y el cerebro. También puede presentarse compromiso de las delgadas membranas que envuelven la medula espinal. Esta enfermedad puede ser causada por diversos agentes infecciosos, entre ellos hongos (como hongos levaduriformes), virus (como los de la poliomielitis y la rubeola) y bacterias, como Neisseria meningitiditis (meningcoco), Streptococus pneumoniae (neumococo), Hemophilus influenzae tipo B y Streptococus grupo B. La infección se puede propagar a las meninges desde la nariz o la garganta, o a través del torrente sanguíneo desde cualquier otro lugar del cuerpo. Esta enfermedad es contagiosa.

El tipo más común de meningitis es una infección viral que produce síntomas leves, como dolores de cabeza y malestar, y que suele mejorar sin ayuda en el trascurso de una o dos semanas. La meningitis bacteriana es una infección más grave y requiere un tratamiento médico agresivo e inmediato. Aun cuando la meningitis producida por hongos evoluciona más lentamente, también requiere tratamiento médico.

Entre los primeros síntomas de la meningitis están; dolor de garganta, sarpullido cutáneo rojo o purpura, y señales de un trastorno respiratorio reciente. Otros síntomas típicos son rigidez en el cuello, dolor de cabeza, irritabilidad, fiebre alta, escalofrió, nauseas, vomito, delirio y sensibilidad  a la luz. En los infantes, los síntomas son fiebre, vomito, alteración del tono muscular, dificultad para alimentarse, irritabilidad, llanto en tono alto y fontanela abombada. Los cambios de temperatura y la somnolencia extrema  indican cambios peligrosos del fluido cerebroespinal, el fluido que envuelve y protege el cerebro.

La meningitis es más frecuente en los niños que en los adultos. Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar meningitis están el alcoholismo, cáncer cerebral, exposición crónica a toxinas químicas, lesión en la  cabeza, enfermedad de Lyme, neumonía, sífilis, tuberculosis, y todo lo que afecte al sistema inmunológico, como quimioterapia, radioterapia, VIH, terapia prolongada con esteroides y algunos tipos de cáncer. El diagnóstico de la meningitis exige análisis microscópico y cultivo del fluido cerebroespinal.

La meningitis puede evolucionar con mucha rapidez y convertirse en una amenaza para la vida de los adultos en  cuestión de 24 horas, y para la vida de los niños en mucho menos tiempo. Cuando no se trata esta enfermedad, puede producir daño cerebral y parálisis permanente, estado de coma e, incluso, la muerte.

Si usted desarrolla síntomas característicos de la meningitis, consulte con un médico o vaya inmediatamente a la sala de emergencias del hospital más cercano.

Coma frecuentemente piña y papaya frescas. La piña reduce la inflamación; la papaya es magnífica para la digestión. Incluya a su dieta buenas dosis de vitamina A, vitamina C, Bioflavonoides y Zinc.