Los pólipos son crecimientos benignos (no cancerosos) de diversos tamaños que se forman en el recubrimiento epitelial del intestino grueso, el cuello del útero, la vejiga, la nariz y otras estructuras a las cuales se sujetan por medio de pedúnculos. Son más comunes en el recto y en el colon sigmoide y suelen aparecer en grupos.

La mayor parte de los pólipos del colon y/o del recto no producen síntomas y solo se descubren durante exámenes físicos de rutina que incluyen examen de colon, o durante los exámenes y el tratamiento de otras enfermedades. Sin embargo, cuando los pólipos son muy grandes pueden ocasionar sangrado rectal, cólicos y dolor abdominal. La relación entre los pólipos y el cáncer aún no se comprende del todo. Algunos médicos creen que la mayoría de los casos de cáncer de colon empiezan como pólipos. No obstante, la mayoría de los pólipos no se convierten de cáncer. Por otra parte, es verdad que mucha gente que tiene un crecimiento canceroso en el colon también presenta múltiples pólipos cerca del crecimiento, y parece que cuanto más crece el pólipo, tanto mayor es el riesgo de que se vuelva maligno.

La poliposis familiar es una enfermedad hereditaria que produce un gran número de crecimientos (cien o, incluso, mas) en el colon. Cuando se extirpan, vuelven a desarrollarse. Síntomas frecuentes de esta enfermedad son sangrado rectal y  secreción mucosa. Este problema de salud se relaciona más estrechamente con el cáncer que los pólipos corrientes y, a menos que se trate, casi siempre conduce a cáncer de colon.

Los pólipos cervicales se desarrollan en el interior del cuello uterino, el conducto que lleva de la vagina al útero. Entre los síntomas de los pólipos cervicales están flujo vaginal abundante, acuoso y sanguinolento. El sangrado se puede presentar después de las relaciones sexuales, entre periodos menstruales y después de la menopausia. El desarrollo de los pólipos cervicales puede deberse a alguna infección, a lesión del cuello uterino o a cambios hormonales durante el embarazo. Los pólipos se presentan con más frecuencia en las mujeres que no han tenido hijos. Las mujeres diabéticas también tienen un riesgo más alto de lo normal de desarrollar pólipos. El frotis de Papanicolaou no siempre detecta los pólipos cervicales. Después que se extirpan, estos pólipos casi nunca se vuelven a desarrollar.

Los pólipos de la vejiga producen sangre en la orina. A menos que se extirpen, estos pólipos suelen ser precursores de cáncer de vejiga.

Los pólipos nasales se suelen presentar en la parte posterior de la nariz, cerca de las aperturas que llevan a los senos nasales. Estos pólipos también pueden sangrar y, además,  pueden dificultar la respiración. Las personas que sufren de fiebre del heno y de otras alergias nasales son las más propensas a estos pólipos, al igual que quienes abusan de las gotas y de los sprays para la nariz.

Por otra parte, los pólipos de las cuerdas vocales suelen deberse a uso excesivo (por ejemplo, cuando el individuo acostumbra gritar o, en el caso de los cantantes, cuando no utilizan una técnica vocal adecuada), habitualmente en presencia de una infección. La gente que fuma y que sufre de alergias es la más susceptible a esta clase de pólipos, que suelen producir ronquera, pero sin dolor.

Es importante una dieta alta en fibra y que no contenga grasas de origen animal. Incluya en su dieta brócoli, melón, zanahoria, coliflor, ajo, cebolla, espinaca, semillas de girasol y granos enteros. Las frutas que tienen semillas comestibles, como los higos, frambuesas y fresas, contienen gran cantidad de fibra. Añada dosis de Vitamina A, vitamina C, Calcio, Magnesio, Vitamina E, Q10 y Betacaroteno.

Excluya de su dieta los alimentos fritos y altamente procesados, la cafeína y el alcohol. No fume.

Estudios han observado que al agregar Vitamina C al tratamiento se redujo el número de pólipos, o estos desaparecieron por completo, en 5 de 8 personas.

Es importante que se haga exámenes físicos con regularidad, especialmente después de los 40 años. El tacto rectal es un examen que su médico le puede practicar fácilmente en el consultorio y que sirve para determinar rápidamente si existe alguna anomalía en la pared del colon.

 

 

Balch, P. A. (2000). Recetas Nutritivas Que Curan (2.a ed.). Avery Trade.