La mayoría de personas siempre se preocupa por cuántas grasas o calorías contiene un producto o consume por día, pero, ¿te has puesto a pensar en las cantidades de azúcar y endulzantes que tiene lo que estás llevando a tu boca, o peor aún, lo que le estás dando a tu familia?

La mayoría de las personas consume el 20% de sus calorías en forma de azúcar refinada, es un promedio de 59 kilos por año. Lo que es un consumo masivo y continuado que daña nuestro sistema gravemente.

La ingestión de azúcar altera la proporción en el cuerpo de fósforo y calcio, disminuyendo el fósforo y aumentando el calcio. Ambos minerales trabajan juntos en los sistemas enzimáticos del cuerpo, así, en lo que a sistema enzimático se refiere, una deficiencia de fósforo es percibido también como deficiencia de calcio; cabe mencionar que el cuerpo no tiene recursos para obtener fósforo rápidamente, pero si tiene una fuente inmediata de calcio… Los huesos y dientes, estos son los más afectados, ya que pierden constantemente calcio para reparar esta supuesta falta del mineral, como resultado de ello aparece la Osteoporosis y debilita la estructura dental.

Es por esto y más razones que el azúcar se ha convertido en el enemigo número uno de nuestro cuerpo, lo peor es que está presente en cualquier cantidad de productos que consumimos a diario, afectando de una manera alarmante a la población; siendo las grandes industrias aliadas de esta situación con la composición de los alimentos y los diversos nombres colocados en cada etiqueta, el azúcar se esconde bajo nombres como:

Sacarosa (sucrose)
Glucosa (glucose)
Dextrosa (dextrose)
Jugo de caña evaporado (evaporated cane juice)
Lactosa (lactose)
Melaza (molasses)
Sirope o jarabe de arroz integral (brown rice syrup)

Entre muchos otros, si de antemano conocieras estos nombres, seguramente pensarías más de una vez en consumir el alimento que tienes en tus manos.
*NOTA: Si algún producto que vayas a consumir contiene más de cuatro gramos (4%), por favor, ¡no lo compres!.