A lo largo  del tiempo en el organismo se acumulan muchas toxinas a causa, entre otros factores, de los contaminantes que se encuentran en el aire que respiramos, de los químicos del agua que bebemos y de los alimentos que consumimos. Periódicamente el organismo trata de deshacerse de esas toxinas y libera a los tejidos de ellas. Las toxinas se introducen entonces en el torrente sanguíneo, lo que hace que el organismo entre en un ciclo de “baja energía”. Durante este ciclo, la persona puede experimentar dolores de cabeza, depresión o diarrea. Ayunar es un método eficaz y seguro para ayudarle al organismo a desintoxicarse y a atravesar ese ciclo de debilidad y falta de energía más rápidamente y con menos síntomas. De hecho, ayunar es recomendable para cualquier enfermedad, pues le proporciona al organismo el descanso que necesita para recuperarse. Las enfermedades agudas, los trastornos de colon, las alergias y las enfermedades respiratorias responden sumamente bien a los ayunos, mientras que las enfermedades degenerativas crónicas son las que menos bien responden. Al ahorrarle al organismo el trabajo de digerir los alimentos, ayunar no solo contribuye a que el organismo se deshaga de las toxinas, sino que facilitan la curación.

Sin embargo, ayunar no solo es provechoso cuando hay problemas de salud o cuando el organismo se encuentra falto de vigor y energía. Ayunar con regularidad permite que los órganos descansen y, por tanto, ayuda a revertir el proceso de envejecimiento y a disfrutar de una vida más larga y saludable. Durante el ayuno:

  • El proceso natural de expulsión de toxinas continua y la entrada de nuevas toxinas disminuye, lo que reduce la cantidad total de toxinas del organismo.
  • La energía que el organismo utiliza para la digestión se invierte en el funcionamiento del sistema inmunológico, en el desarrollo de las células y en los procesos de eliminación.
  • La carga de trabajo del sistema inmunológico disminuye enormemente, y desaparece el riesgo de inflamación del tracto digestivo a causa de reacciones alérgicas a los alimentos.
  • La sangre se adelgaza al disminuir la grasa sérica, lo que aumenta la oxigenación de los tejidos y mejora la movilización de los glóbulos blancos de la sangre.
  • Se liberan químicos como pesticidas y drogas, que se almacenan como parte de la grasa.
  • Se adquiere sensibilidad hacia la dieta y todo lo que la rodea.

Gracias a los efectos mencionados, ayunar acelera la curación, purifica la sangre y limpia el hígado, los riñones y el colon. Ayunar contribuye también a perder el exceso de peso y de agua, a eliminar las toxinas, a aclarar los ojos, a limpiar la lengua y a refrescar el aliento. Es recomendable ayunar, por lo menos, 3 días cada mes y hacer un ayuno de 10 días por lo menos 2 veces al año.

Dependiendo la duración, el ayuno tiene distintos objetivos. Un ayuno de 3 días limpia la sangre y le ayuda al organismo a eliminar las toxinas; un ayuno de 5 días inicia el proceso de curación y fortalece el sistema inmunológico; un ayuno de 10 días sirve para tratar diversos trastornos antes de que surjan, y pueden ayudar a combatir problemas de salud, entre ellos las enfermedades degenerativas que son tan comunes hoy en día a causa de la contaminación química de nuestro medio ambiente.

Hay ciertas precauciones que se deben tener en cuenta cuando se hace ayuno. Primero, NO se debe ayunar con agua únicamente. Un ayuno a base de agua elimina las toxinas con demasiada rapidez, lo que produce dolor de cabeza y peores problemas. En cambio, hacer dieta a base de jugos frescos favorece la eliminación de las toxinas y promueve la curación, ya que le aporta al organismo vitaminas, minerales y enzimas. Segundo, los ayunos de más de 3 días solo se deben hacer bajo la supervisión de un profesional de la salud. Incluso los ayunos de corta duración deben ser supervisados por un médico cuando hay diabetes, hipoglicemia u otros problemas crónicos de salud. Las mujeres embarazadas y las que están lactando no deben ayunar nunca.

A fin de prepararse para ayunar, consuma únicamente vegetales y frutas crudos durante 2 días. Esto disminuye el impacto que el ayuno le puede ocasionar al organismo.

Durante el ayuno, tome diariamente por lo menos 8 vasos de agua destilada al vapor, además de jugos puros y hasta 2 tazas de té de hierbas. No debe de tomar jugos de naranja ni de jitomate, y debe evitar todos los jugos que contienen edulcorantes u otros aditivos.

El jugo más eficaz para tomar durante el ayuno es el de limón fresco. Los jugos frescos de manzana, zanahoria, apio, betabel y uva también son provechosos, al igual que los jugos verdes, que son hechos con vegetales hojosos de color verde.

Si usted tiene as de 65 años o si requiere suplementos todos los días por alguna otra razón, no suspenda el uso de los suplementos vitamínicos y minerales durante el ayuno. Las personas de edad avanzada necesitan tomar diariamente ciertas vitaminas y minerales.

Debido a que el organismo libera toxinas durante el ayuno, se puede presentar fatiga, irritabilidad, ansiedad, confusión, vahídos e insomnio. También se puede presentar olor corporal, resequedad y escamacion de la piel, erupciones cutáneas, dolor de cabeza, náuseas, tos, diarrea, orina de color oscuro, deposición oscura y de muy mal olor, dolores en el cuerpo, secreciones bronquiales, secreciones paranasales, y/o problemas visuales o auditivos. Estos síntomas no revisten gravedad alguna y se pueden aliviar rápidamente.

 

Phyllis A. Balch. (2000). Remedios y terapias. En Recetas nutritivas que curan(604, 605). New York: AVERY.