La histidina es un aminoácido esencial de gran importancia para el crecimiento y la reparación de los tejidos. Es importante para que el recubrimiento de mielina que protege las células nerviosas se conserve en buen estado, y se requiere para la producción de los glóbulos rojos y de los glóbulos blancos de la sangre. La histidina también protege al organismo del daño ocasionado por la radiación, contribuye a eliminar los metales tóxicos del organismo y ayuda a prevenir el SIDA.

Niveles demasiado elevados de histidina pueden conducir a estrés e, incluso, a alteraciones psicológicas como ansiedad y esquizofrenia. Se han encontrado altos niveles de histidina en el organismo de personas esquizofrénicas. Niveles insuficientes de histidina contribuyen a la artritis reumatoidea y pueden relacionarse con sordera neurógena. La metionina reduce los niveles  de histidina.

La histamina, un importante químico del sistema inmunológico, se deriva de la histidina. Como la disponibilidad de histidina influye en la producción de la histamina, tomar histidina – junto con las vitaminas B3 (niacina) y B6 (piridoxina), que se requieren para la conversión de histidina en histamina. –  Como la histamina también promueve la secreción de jugos gástricos, la histidina puede ser beneficiosa de quienes sufren de indigestión por falta de ácidos estomacales.

Las personas que sufren de trastorno afectivo bipolar no deben tomar suplementos de histidina, a menos que se haya detectado una deficiencia de este aminoácido.

Fuentes naturales de histidina son el arroz, el trigo y el centeno.

 

Phyllis A. Balch. (2000). Aminoacidos. En Recetas nutritivas que curan(42). New York: AVERY.