También llamada perlesía o parálisis agitante, el Parkinson es una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso. La causa se desconoce, pero los síntomas se presentan cuando hay deficiencia de dopamina en el cerebro. La dopamina es un neurotransmisor que conduce mensajes de una célula nerviosa a otra. En las personas sanas, la dopamina se encuentra en equilibrio con la acetilcolina, otro neurotransmisor. En las personas aquejadas por la llamada enfermedad primaria de Parkinson, las células que producen dopamina se destruyen y el cerebro no puede seguir produciendo ese químico. Existe también una forma secundaria de la enfermedad. En este tipo de Parkinson, los receptores cerebrales de la dopamina se bloquean, lo cual suprime la acción de ese químico cerebral.

Entre los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson están temblor entre leve y moderado de una o ambas manos mientras la persona está en reposo, sensación generalizada de lentitud y pesadez, rigidez muscular y tendencia a cansarse más de lo habitual. Entre los síntomas posteriores están rigidez muscular, babeo, pérdida del apetito, temblores (incluido el roce típico de los dedos pulgar e índice), deterioro del habla y expresión facial fija. Además, la persona camina encorvada. El cuerpo y las extremidades gradualmente se vuelven rígidos. Los síntomas físicos pueden ir acompañados de depresión y/o demencia.

El Parkinson es una de las enfermedades debilitantes más comunes. Su evolución dura 10 años en promedio, y termina produciéndole la muerte al paciente, generalmente por infección o neumonía por aspiración. La enfermedad de Parkinson afecta más a los hombres que a las mujeres, y estadísticas recientes indican que 1 de cada 100 personas mayores sufren esta enfermedad.

A pesar de que no se conoce la causa de la destrucción de las células cerebrales que conduce a la enfermedad, se han formulado numerosas teorías. Según una hipótesis, las células que el hígado no puede filtrar, metabolizar o desintoxicar son destruidas por toxinas del organismo, porque a medida que este envejece el hígado va dejando de funcionar con la misma eficacia. Según otra teoría, la causa de la enfermedad es la exposición a toxinas medioambientales, como herbicidas y pesticidas que van a dar al agua subterránea. Se cree que la malnutrición es otro de los factores que contribuyen al desarrollo de esta enfermedad.

En la actualidad no se conoce ninguna cura para la enfermedad de Parkinson. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y en lograr que el paciente conserve su independencia durante el mayor tiempo posible. Entre los tratamientos que se utilizan para esta enfermedad están la terapia a base de medicamentos, la terapia física y la cirugía (para casos severos).

Haga una dieta que consista en un 75% de alimentos crudos, con semillas, granos y nueces. Reduzca el consumo de proteína, especialmente si está tomando levodopa (medicamento que usan para tratar la enfermedad). Esto le ayudara a controlar la coordinación y los movimientos musculares. Trate de limitar su consumo de proteína al día, y preferiblemente durante la cena.

Incluya en su dieta alimentos que tengan el aminoácido fenilalanina, como almendras, nueces, pescado, garbanzo y lentejas. Agregue Selenio, niacina, B6, Calcio, Magnesio, Vitamina E, Vitamina C, Pantoténico y Vitaminas del Complejo B.

El temblor de las manos es frecuente en la edad mediana y posteriormente. Hay distintas clases de temblores. Los temblores Parkinsonianos son más pronunciados durante el descanso, pueden agraviarse por tensión o fatiga, y suelen desaparecer durante el sueño. En cambio, los temblores de intención solamente se presentan cuando se está utilizando un musculo. Los temblores esenciales son temblores más o menos continuos y de intensidad variable que, al parecer, se presentan con mas frecuencia en algunas familias. Estos temblores usualmente afectan a las dos manos; su intensidad disminuye durante el descanso y aumenta durante los periodos de actividad o de estrés.

 

Phyllis A. Balch. (2000). Recetas Nutritivas que Curan. New York: AVERY.

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