La mayoría de los niños contraen esta enfermedad infantil antes de los 9 años de edad. La causa de la varicela es un virus que se manifiesta con fiebre y dolor de cabeza. Estos síntomas se suelen presentar entre 7 y 21 días después de la exposición al virus. Entre 24 y 36 horas después aparecen en la cara y en el cuerpo pequeños “granos”. En realidad, se trata de vesículas (lesiones que contienen líquido). El fluido exuda y forma costra. Esta erupción continúa en ciclos y dura entre 3 días y una semana. Las vesículas y las costras son contagiosas y producen escozor. Rascarse puede producir infección y cicatrización. Cuando las costras desaparecen, también desaparece el riesgo de que el enfermo contagie a los demás. La evolución de la varicela dura aproximadamente dos semanas, aunque la infección puede revestir gravedad en los recién nacidos. La varicela es mucho más severa en la edad adulta que en la infancia.

Un ataque de varicela por lo general inmuniza contra la enfermedad de por vida. Aunque puede presentarse un segundo ataque, no es frecuente. Sin embargo, el virus causante de la varicela, el Varicella-zoster, es el mismo que causa singles, o herpes zoster, en los adultos. Este virus puede permanecer en estado latente durante años y reaparecer en forma de singles en la edad adulta. Se puede contraer varicela (pero no shingles) por medio del contacto directo con una persona que tenga singles.

Mantenga separados del resto de la familia a los niños que estén infectados y, desde luego, alejados de las personas de edad avanzada, de los recién nacidos y de las mujeres embarazadas que no hayan tenido varicela.

Tome jugos frescos. Cuando baje la fiebre y se esté recuperando el apetito, poco a poco normalice su dieta. Empiece consumiendo únicamente purés. No consuma alimentos cocidos ni procesados. Agregue buenas dosis de Beta-carotenos, Vitamina A, Vitamina C, Potasio, Zinc y  Vitamina E.

Nunca le dé aspirina a un niño que tenga fiebre. Algunos estudios han revelado que darles aspirina a los niños aumenta el riesgo de contraer el síndrome de Reye, una enfermedad un poco común pero potencialmente fatal.

Las vesículas no se deben rascar por ningún motivo. Prepare baños calientes con tés de hierbas y utilice una esponja para lavar el área afectada

 

Phyllis A. Balch. (2000). Recetas Nutritivas que Curan. New York: AVERY.

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