La inapetencia, o falta de apetito, no es una enfermedad sino un síntoma de algún problema de salud. Factores emocionales como depresión, enfermedad, estrés y trauma pueden hacer que el apetito se reduzca  considerablemente. Algunos de estos factores que están bajo nuestro control, como el consumo de alcohol, de tabaco o de otras sustancias, también pueden traducirse en pérdida del apetito, al igual que enfermedades no diagnosticadas, envenenamiento con metales pesados y/o deficiencias nutricionales.

Consuma entre comidas aguacate, budín de soya, queso, pollo o atún, batidos de fruta, nueces o mantequilla de nuez, cereal, pan de grano entero, pavo y yogur. Además de promover el aumento de peso, estos alimentos son fáciles de digerir, son ricos en proteína y ácidos grasos esenciales, y contiene bacterias “amigables”. En lugar de comer tres veces al día, consuma con frecuencia pequeñas cantidades de alimentos. Ver una gran cantidad de comida puede hacer que se pierda el apetito.

Tome vitaminas B, en suplemento. Las vitaminas del complejo B aumentan el apetito, añada buenas dosis de Vitamina A, Zinc, cobre, calcio y magnesio.

En lo posible, haga ejercicio. Sin embargo, debe evitar el ejercicio demasiado fuerte. El ejercicio moderado y/o caminar aumenta el apetito. El ejercicio también favorece la asimilación de los nutrientes.

Si usted fuma, debe dejarlo. Fumar disminuye el apetito y es una de las principales causas de inapetencia.

Si su pérdida de apetito es demasiado notoria, consulte con su médico para determinar si la causa es algún problema de salud.

 

Phyllis A. Balch. (2000). Los problemas de salud. En Recetas Nutritivas que curan(379). New York: Avery.