La tirosina es uno de los precursores de los neurotransmisores norepinefrina y dopamina, los cuales regulan el estado anímico, entre otras cosas. La tirosina eleva el estado de ánimo y la falta de una cantidad suficiente lleva a la deficiencia de norepinefrina en el cerebro, lo que puede dar como resultado depresión. La tirosina suprime el apetito y ayuda a reducir la grasa corporal. Además, contribuye a la producción de melanina (el pigmento responsable del color de la piel y cabello) y al funcionamiento de las glándulas suprarrenales, tiroides y pituitarias. También interviene en el metabolismo del aminoácido fenilalanina.

La tirosina se une a átomos de yodo para formar hormonas tiroideas activas. No debe sorprender, pues, que bajos niveles plasmáticos de tirosina se relacionen con el hipotiroidismo. Los síntomas de deficiencia de tirosina incluyen baja presión arterial, baja temperatura corporal (por ejemplo, manos y pies fríos) y movimientos involuntarios de las piernas.

La L-tirosina en suplemento se utiliza para reducir el estrés, y algunas investigaciones indican que es útil para combatir la fatiga crónica y la narcolepsia. Este suplemento es provechoso para las personas que sufren de ansiedad, depresión, alergias y dolores de cabeza, así como para quienes están en proceso de abandonar el uso de algunas drogas. Posiblemente también es beneficioso para los pacientes de la enfermedad de Parkinson.

Fuentes naturales de tirosina son las almendras, el aguacate, plátano, productos lácteos, semillas de calabaza y ajonjolí. La tirosina también puede ser producida a partir de la fenilalanina del organismo. Los suplementos de L-tirosina se deben tomar antes de acostarse o con alguna comida rica en carbohidratos para que su absorción no compita con la de otros aminoácidos.

 

Phyllis A. Balch. (2000). aminoacidos. En Recetas nutritivas que curan(44). New York: Avery.