Antes se pensaba que la senilidad era consecuencia inevitable del proceso de envejecimiento. Sin embargo, hoy en día se sabe que la senilidad es una enfermedad con bases físicas y, de hecho, no es demasiado común. Se trata de un trastorno en el cual el funcionamiento cerebral, o algunos aspectos de su funcionamiento, declinan tanto que se produce incapacidad mental. Entre las consecuencias de la senilidad están falta de memoria, apocamiento, depresión, agitación, dificultad para asimilar información nueva y perdida de las reacciones emocionales normales. Este trastorno suele agravarse progresivamente. Entre las complicaciones que se pueden presentar están lesiones (fundamentalmente por caídas), nutrición inadecuada, estreñimiento y diversas infecciones.
La demencia puede originarse en diversas enfermedades que afectan al funcionamiento del cerebro. También se puede deber a deficiencias nutricionales, en especial cuando el individuo ha consumido alcohol o ha utilizado drogas de manera crónica o durante periodos muy largos.
Estudios realizados encontraron que a la demencia senil podrían contribuir deficiencias nutricionales, especialmente de vitamina B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B6 (piridoxina), ácido fólico, vitamina D y Vitamina C.
Muchas personas que sufren de demencia senil, según el diagnóstico que han recibido, en realidad tienen seudodemencia. Los síntomas de la seudodemencia se parecen mucho a los de la demencia, pero son causados por depresión, sordera, tumor cerebral, problemas tiroideos, trastornos hepáticos o renales, uso de algunas drogas u otros problemas. Para que el diagnostico sea acertado es preciso que un profesional idóneo, de preferencia un especialista en este campo, le realice al paciente un examen físico y psicológico completo.
La demencia se considera incurable. No obstante, puede ayudar hacer una dieta adecuada y tomar suplementos nutricionales, tales como: complejo B, B6, B12, Colina, niacina, Vitamina C, Vitamina E, Q10 y Zinc.
Entre el 50 y el 75% de su dieta debe consistir en alimentos crudos, junto con semillas, cereales y panes de grano entero, nueces crudas y abundante fibra. Tome muchos líquidos, incluso si no tiene sed. Al ir envejeciendo, nuestro “sistema de sed” deja de funcionar como debería.
Manténgase activo. Es importante hacer ejercicio, caminar, ocupar la mente y adquirir algún pasatiempo. Busque la compañía de otras personas y nuevas experiencias. Al ir envejeciendo, muchas personas se aíslan y se alejan de los demás porque esto las hace sentir más seguras y/o menos tensas. Sin embargo, esto puede conducir a la soledad y a la depresión. Si para usted es difícil salir y desenvolverse, piense en la posibilidad de aprender a manejar un computador. Hay muchos servicios en línea dirigidos a las personas mayores, que son fuente de compañía y de información.
Los resultados de una investigación sobre la demencia, en la cual participaron alrededor de 500 personas de 85 años, indicaron que hasta el 50% de los problemas de demencia se habían originado en problemas vasculares que se habrían podido prevenir. Por tanto, parece lógico pensar que muchos casos de demencia se pueden prevenir tomando medidas para disminuir el riesgo de que se presenten accidentes cerebrovasculares, como abstenerse de fumar, controlar la hipertensión arterial, utilizar terapia de quelacion para eliminar del organismo los metales tóxicos y hacer una dieta.
Phyllis A. Balch. (2000). Recetas Nutritivas que curan. New York: AVERY.
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