Muchos profesionales de la salud dividen las enfermedades mentales en dos categorías básicas: trastornos afectivos (es decir, trastornos del estado de animo) y también trastornos esquizofrénicos. Los trastornos afectivos suelen ser de naturaleza episódica y las personas aquejadas por ellos vuelven a la normalidad entre uno y otro episodio. Sin embargo esto no es lo que les sucede a las personas que sufren esquizofrenia.

Los síntomas característicos de la esquizofrenia son desorganización del pensamiento y de la percepción, cambios emocionales como tensión y/o depresión, alteraciones de la conducta que van desde catatonia hasta explosiones de violencia, delirios y perdida del contacto con la realidad. La persona que sufre de esquizofrenia a menudo se aísla dentro de su propio mundo. No es raro que estas personas experimenten alucinaciones.

Existen 4 clases básicas de esquizofrenia:

1.- Esquizofrenia catatónica: Se caracteriza por adoptar posturas inusualmente rígindas, falta de movimiento o movimientos frenéticos.

2.- Esquizofrenia desorganizada: Antes se llamaba esquizofrenia hebrefrénica. Se caracteriza  por falta de una gama normal de emociones, así como un discurso que revela desorganización mental.

3.- Esquizofrenia paranoide: Caracterizada por alucinaciones y delirios.

4.- Esquizofrenia indiferenciada: Comprende combinación de diversos síntomas.

El trastorno esquizofrénico más leve es la personalidad esquizotimia y el más severo es la esquizofrenia crónica, pues produce un grave deterioro del paciente. Aun cuando la aparición  de la enfermedad se suele relacionar con algún evento estresante, la causa o las causas de la esquizofrenia se desconocen. Sin embargo, se han postulado muchas teorías. Algunos investigadores consideran que la esquizofrenia es hereditaria, y existen bases para creer que algunos casos se originan en un defecto heredado de la química del organismo, que hace que las sustancias químicas del cerebro llamadas neurotransmisores funcionen de modo anormal. Otros investigadores han propuesto que la esquizofrenia es producida por factores externos, como complicaciones durante el parto, lesiones en la cabeza, reacción a ciertos virus o a venenos ambientales que llegan al cerebro y le causan daño. Una gran variedad de drogas también podrían relacionarse con los síntomas esquizofrénicos.

Una teoría sobre la causa de la esquizofrenia se centra en los factores nutricionales. Hay algunas indicaciones de que la esquizofrenia se podría relacionar con altos niveles de cobre en los tejidos del organismo. Cuando el nivel de cobre es demasiado alto, los niveles de la vitamina C y del Zinc tienden a descender. Esto ha llevado a los científicos a considerar que la deficiencia de zinc podría ser una de las principales causas de esta enfermedad. La deficiencia de Zinc también puede ocasionarle daño al área pineal del cerebro, que normalmente contiene altos niveles de zinc, lo que a su vez puede hacer al individuo más vulnerable a la esquizofrenia o a otro tipo de psicosis.

La deficiencia de magnesio también podría intervenir en el desarrollo de la esquizofrenia. Investigadores han demostrado que el nivel sanguíneo de magnesio de personas con esquizofrenia activa es inferior a lo normal, mientras que las personas esquizofrénicas en remisión presentan niveles más elevados.

Haga una dieta alta en fibra, con abundantes vegetales frescos y crudos, y proteína de buena calidad. Haga comidas pequeñas y más frecuentes, en vez de tres grandes comidas al día. Incluya en su dieta los siguientes productos: pechuga de pollo o de pavo, levadura de cerveza, guisantes, semillas de girasol y atún. Consuma también alimentos ricos en niacina como brócoli, zanahoria, maíz, huevos, pescado, papa, tomate y grano integral. Así mismo buenas fuentes de ácido fólico, metionina, Zinc, B3, B6, B12, Vitamina E, complejo B y vitamina C.

No consuma cafeína, La cafeína promueve la liberación de norepinefrina, un neurotransmisor de naturaleza estimulante que no les conviene a las personas que sufren esquizofrenia. Evite el alcohol porque agota el zinc del organismo.

 

Balch, P. A. (Ed.). (2000). Recetas Nutritivas que curan (AVERY).