Impulsada por los latidos del corazón, la sangre circula por las arterias, les suministra nutrientes y oxigeno a los tejidos del organismo y regresan al corazón a través de las venas. Al igual que las arterias, las venas son vasos tubulares de diversos tamaños. Pero a diferencia de las arterias, las venas tienen paredes internas unas válvulas pequeñísimas que impiden que la sangre se devuelva a las arterias. Cuando esas válvulas no funcionan correctamente, la circulación se altera y la sangre se acumula en las venas y las dilata. El resultado son las varices: venas anormalmente dilatadas, abultadas y, a menudo, azulosas y nudosas. Estas venas protuberantes suelen ir acompañadas de un dolor sordo y constante. Entre las características de las varices están hinchazón,  escozor, calambres, sensación de pesadez y ulceras en las piernas.

Como la falta de circulación contribuye al desarrollo de las venas varices, las personas más propensas a este trastorno son las que permanecen sentadas o de pie en la misma posición durante periodos prolongados,  las que acostumbran a sentarse con las piernas cruzadas y las que no hacen ejercicio con regularidad. El exceso de peso, el embarazo y levantar objetos pesados aumentan la presión en las piernas, lo que a su vez incrementa la probabilidad de desarrollar varices. El estreñimiento, la flebitis, la insuficiencia cardiaca, las enfermedades del hígado y los tumores abdominales también contribuyen a la formación de venas varices. La deficiencia de vitamina C y de Bioflavonoides (especialmente rutina) puede debilitar la estructura colágena de las paredes de las venas y ocasionar varices. La herencia parece desempeñar un papel importante en la tendencia a las varices.

La mayoría de los casos de varices no representan un problema grave y se pueden manejar con medidas sencillas en el hogar. Sin embargo, hay casos que se complican cuando no se tratan adecuadamente. Entre las complicaciones que pueden surgir esta hemorragia subcutánea, coágulos sanguíneos profundos, problemas parecidos al eccema en el área cercana a las venas afectadas, o ulceración en el área de los tobillos.

Las “venas araña” (telangiectasias) son capilares crónicamente dilatados que se encuentran cerca de la superficie de la piel. Aunque son molestas desde el punto de vista estético, son inocuas y muy pocas veces ocasionan problemas.

Haga una dieta baja en grasa y en carbohidratos refinados. Incluya  en su dieta abundante pescado, así como también  frutas y vegetales frescos. Además de buenas dosis de coenzima Q10, vitamina C, Bioflavonoides, vitamina A, Zinc, Magnesio, Calcio, Vitamina B12, B6, Vitaminas del grupo B y Betacaroteno. Asegúrese que su dieta contenga mucha fibra para evitar el estreñimiento y mantener limpio el intestino.

Manténgase en un peso saludable y haga ejercicio con regularidad y moderación. Caminar, nadar y montar en bicicleta son deportes que promueven la buena circulación. Evite permanecer de pie o sentado durante periodos largos. Interrumpa su actividad varias veces al día para elevar las piernas por encima del nivel del corazón.

Utilice prendas de vestir sueltas para que no restrinjan el flujo sanguíneo.

 

Phyllis A. Bach. (1997). Recetas nutritivas que curan. New York: AVERY