En pequeñas cantidades, el cobre es esencial para la vida. Sin embargo, como sucede con todos los microminerales, el exceso de cobre en el organismo suele ser toxico. El hígado y el cerebro contienen cantidades más altas de cobre; otros órganos contienen cantidades más pequeñas. Demasiado cobre en el organismo puede ocasionar diarrea, eccema, anemia hemolítica, hipertensión arterial, enfermedades renales, nauseas, síndrome premenstrual, anemia de células falciformes (o depranocitemia), dolor estomacal, debilidad y daño severo del sistema nervioso central. Como ocurre con el mercurio y con el plomo, niveles altos de cobre también se asocian con trastornos mentales y emocionales, entre ellos autismo, problemas de conducta, hiperactividad infantil, depresión clínica, esquizofrenia alucinatoria y paranoicos, insomnio, oscilaciones anímicas, tartamudez y demencia senil (senilidad).
Entre las fuentes de cobre están cerveza, ollas de cobre, tuberías de cobre, insecticidas, leche pasteurizada, agua del grifo y diversos alimentos, así como también químicos para piscina y productos para el ondulado permanente del cabello.
El nivel del cobre en el organismo se puede determinar mediante exámenes de sangre, exámenes de orina y análisis del cabello. En las personas que tienen problemas de salud como artritis, enfermedad cardiaca, hipertensión arterial, esquizofrenia o cáncer, los niveles séricos de cobre tienden a ser altos. Durante la enfermedad, los tejidos liberan cobre en la sangre para promover la reparación de los tejidos. Un nivel alto de cobre en la sangre durante la enfermedad no significa que este sea la causa de la enfermedad; más bien, indica que se han activado los procesos naturales de reparación del organismo.
Los anticonceptivos orales y/o el tabaco pueden elevar la cantidad de cobre del organismo. El exceso de cobre en la sangre también es característico de la anemia, la cirrosis del hígado, la leucemia, la hipoproteinemia y la deficiencia de vitamina B3.
Se ha descubierto que muchos pacientes de esquizofrenia presentan altos niveles de cobre y de hierro, junto con la deficiencia de zinc y de manganeso. Esto se debe, probablemente, a que su organismo elimina el cobre en cantidades inferiores a lo normal. Aumentar el consumo de zinc y de manganeso, bien a través de la dieta o bien tomando suplementos, incrementa la eliminación del cobre. De esta manera el zinc y el manganeso contribuyen a normalizar el nivel del cobre en el organismo.
Aumente su ingesta de azufre, que se encuentra en alimentos como huevo, cebolla y ajo. Estos alimentos ayudan a eliminar el cobre del organismo. Además de lo anterior, complemente si dieta con pectina, que se encuentra en la manzana. Agregue también buenas dosis de Vitamina C, Bioflavonoides, Calcio, Magnesio, Metionina y Cisteína.
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