Como bien anteriormente habíamos hablado de los antioxidantes, hoy hablaremos de las vitaminas, minerales y enzimas  que protegen al organismo y ayudan a retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas:

 

  • Acido Alfalipoico: Ayuda a neutralizar los efectos de los radicales libres en el organismo aumentando la función antioxidante del glutatión y de las vitaminas C y E.
  • Zinc: Además de sus propias cualidades antioxidantes, el zinc es uno de los componentes de la enzima antioxidante superoxide dismutase (SOD). El zinc se requiere para mantener un nivel adecuado de vitamina E en la sangre, y ayuda a la absorción de la vitamina A. El zinc también promueve el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
  • Cisteína: Este aminoácido, que contiene azufre, se necesita para la producción de glutatión, uno de los compuestos que combaten los radicales libres. El hígado y los linfocitos utilizan la cisteína para reducir las propiedades toxicas de los químicos y otros venenos. Es un poderoso desintoxicante del alcohol, el humo del tabaco y los agentes contaminantes del medio ambiente, los cuales reducen la actividad del sistema inmunológico.
  • Coenzima Q-10: Esta coenzima es un antioxidante similar a la vitamina E. Desempeña un papel preponderante en la producción de energía celular, es un importante estimulante del sistema inmunológico, mejora la circulación, combate el envejecimiento y es beneficiosa para el sistema cardiovascular.
  • Glutatión: Una proteína que se sintetiza en el hígado a partir de los aminoácidos cisteína, acido glutamico y glicina. Este potente antioxidante inhibe la formación de radicales libres y protege contra el daño celular que estos ocasionan.
  • Selenio: Compañero de sinergia de la vitamina E, el selenio también es componente esencial de la enzima antioxidante glutatión peroxidasa. El selenio es un importantísimo guardián de las células sanguíneas, el corazón, el hígado y los pulmones. Además intensifica la reacción de los anticuerpos frente a las infecciones.
  • Vitamina A y B-caroteno: Son poderosos neutralizadores de radicales libres. La vitamina A se necesita para la salud de la piel y de las membranas mucosas, primera línea defensiva del organismo contra la invasión de microorganismos y toxinas. Así mismo esta vitamina estimula la respuesta inmunológica. El beta-caroteno y la vitamina A destruyen las sustancias carcinógenas (sustancias que producen cáncer), protegen contra las enfermedades del corazón y el derrame cerebral.
  • Vitamina C: Es un poderoso antioxidante que también protege a otros antioxidantes, como la vitamina E. Además de su función antioxidante, la vitamina C desintoxica el organismo de muchas sustancias nocivas y desempeña un papel preponderante en la inmunidad. Así mismo, aumenta la síntesis de interferon, una sustancia natural antiviral que el organismo produce, y estimula la actividad de ciertas células inmunológicas clave.
  • Vitamina E: Es un potente antioxidante que previene la oxidación de los lípidos. Como todas las membranas celulares se componen de lípidos, la vitamina E evita que el recubrimiento protector de las células se rancie  causa de la agresión de los radicales libres. La vitamina E también mejora la utilización del oxigeno, intensifica la respuesta inmunológica, previene las cataratas causadas por los radicales libres y reduce el riesgo de contraer enfermedades de las arterias coronarias.
  • Te verde: Contiene numerosos compuestos, entre ellos el flavonoide catechin, que mejoran la salud y tiene propiedades antioxidantes. El té verde protege contra el cáncer, reduce el colesterol y disminuye la tendencia de la sangre a coagularse.

Phyllis A. Balch. (2000). Antioxidantes. En Recetas Nutritivas que curan(46-49). New York: Avery.