Hay varios tipos de cáncer de piel. Los dos más comunes son Carcinoma basocelular y Carcinoma escamolecular. Ambos tienen altas probabilidades de curarse su se tratan precozmente. En tercer lugar está el melanoma maligno, una enfermedad más grave que las anteriores.

El melanoma maligno es mucho menos frecuente que el carcinoma escamocelular y que el carcinoma basocelular, pero es bastante grave. En esta clase de cáncer se forma un tumor a partir de las células productoras de pigmento de las capas más profundas de la piel. Se calcula que hasta la mitad de todos los casos de melanoma se originan en lunares. Los miembros de algunas familias parecen tener un riesgo más alto –posiblemente de naturaleza genética – de desarrollar melanomas. Esas personas a menudo presentan lunares extraños, llamadas nevus diplasticos, que tienen una forma y un color irregulares y pueden alcanzar media pulgada de diámetro. Los nevus displasticos pueden ser precursores del cáncer  de piel.

El melanoma puede ser peligroso para la vida cuando no se trata desde el principio, pues se puede extender por el torrente sanguíneo y los vasos linfáticos hacia los órganos internos. Sin embargo, cuando se trata oportunamente hay una probabilidad alta de que el paciente se sane.

Hay cuatro clases de melanomas y cada una tiene características ligeramente distintas:

  • Melanoma maligno extensivo superficial: Es el melanoma más común. Se presenta sobretodo en mujeres de origen caucásico. Este cáncer de piel suele empezar como un lunar plano en la parte inferior de las piernas o en la parte superior de la espalda, la cual se le desarrolla una superficie elevada e irregular. A medida que crece, sus bordes se vuelven asimétricos y dentados.
  • Melanoma lentiginoso acral: Es bastante frecuente entre personas de ascendencia africana y asiática. Las lesiones tienen áreas planas de color café oscuro, y porciones elevadas de color marrón oscuro o negro-azuloso. Aparecen con más frecuencia en las palmas de las manos, las plantas de los pies, la matriz de las uñas de manos y pies, y las membranas mucosas.
  • Melanoma del lentigo maligno: Es más común en las mujeres que en los hombres. Las lesiones se suelen presentar en la cara, cuello, los oídos u otras áreas que se han expuesto mucho al sol durante periodos largos. Esta clase de melanoma raras veces se presenta antes de los 50 años y suele ser posterior a una etapa precancerosa llamada lentigo maligno, que puede durar varios años.
  • Melanoma nodular: Es una enfermedad que ataca el tejido subcutáneo, sin propagarse antes de la superficie de la piel. Es más común en los hombres que en las mujeres. Las lesiones parecen vesículas de sangre y su color va desde blanco aperlado hasta el negro-azuloso. Este tipo de melanoma tiende a hacer metástasis (es decir, a reproducirse en otras partes del cuerpo) más pronto que los otros melanomas.

La exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV) del sol es el factor de riesgo más  importante en el carcinoma basocelular, el carcinoma escamolecular y el melanoma. Esos rayos alteran el material genético de las células de la piel y dañan el tejido. Además son nocivos para el mecanismo normal de reparación de piel. Por lo general, después de la exposición a los rayos ultravioleta ese mecanismo hace que las células dañadas no solo dejen inmediatamente de reproducirse, sino que mueran, se desprendan y sean reemplazadas por células cutáneas nuevas y sanas. Esta es la razón por la cual la piel se descama después de las asoleadas. Pero cuando ese sistema de reparación no funciona bien, las células dañadas siguen reproduciéndose y la piel se vuelve propensa a deteriorarse cada vez más con la exposición de los rayos UV. La exposición al sol no solo es la causa principal de las arrugas; es, además, responsable del 90% de la mayoría de los canceres de piel. Las personas que presentan mayor riesgo de contraer cáncer de piel son las que tienen cabello rubio o rojizo, ojos azules o verdes, tez blanca y que se queman o se cubren de pecas fácilmente cuando se asolean. Esto se debe a que su piel tiene menos pigmento protector.

Haga una dieta baja en grasa y alta en antioxidantes; por ejemplo, alimentos ricos en betacaroteno, como zanahoria, camote, calabaza, espinaca; vegetales crucíferos, como brócoli, col de Brusuelas, col rizada y frutas cítricas. Incluya en su dieta abundante alimentos ricos en vitamina E  como: espárragos, vegetales hojosos de color verde y nueces. No obstante incorpore dosis de coenzima Q-10, selenio, vitamina A, complejo B, vitamina C, Bioflavonoides, Zinc, Vitamina B12, Colina, Niacina, PABA, Metionina y Cisteína.

Tenga cuidado con los lunares que aparecen después de los cuarenta años. Así mismo, cuídese de cualquier lunar de apariencia inusual o forma irregular; que presente cambios de tamaño o color; que sea blanco aperlado, translucido, negro o de varios colores; que tenga crestas en el borde; que se extienda, sangre o  rasque, o que permanentemente se irrite con la ropa. Este alerta a cualquier secreción producida por un lunar. Haga que un especialista le revise los lunares sospechosos.  El origen del cáncer de piel a menudo son los lunares; sin embargo, los lunares no representan necesariamente un riesgo de cáncer. Son sumamente comunes (la mayoría de la gente los tiene) y la mayoría de ellos no se vuelven cancerosos.

Estudios preliminares acerca a las propiedades inhibidoras del cáncer de piel de sustancias como betacaroteno, acido fólico, acido retinoico, Vitamina C, Vitamina E y algunos minerales han dado resultados alentadores.

El aumento de la incidencia de cáncer de piel en el mundo entero se ha asociado con la destrucción de la capa de ozono de nuestro planeta. La capa de ozono actúa como un filtro atmosférico que protege contra los rayos solares. Cuanto más perforada  y menos densa, tanto más  rayos solares nocivos llegan hasta nosotros.

Para proteger la pie contra en cáncer, tome algunas medidas cuando este expuesto al sol. Los rayos ultravioleta del sol son más fuertes entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde. En lo posible, no tome el sol a esas horas. Cuando este al aire libre utilice prendas de color claro y de material compacto que no deje pasar el sol,  además de sombrero y gafas de sol que bloqueen los rayos ultravioleta. Utilice siempre filtro antisolar, incluso los días nublados.