Existe diferencia entre lo que se denomina un hongo y una seta; el hongo, es la parte que se encuentra debajo de la tierra o del medio de cultivo, mientras que la seta, es la parte visible y comestible. Generalmente, a las setas también se les conoce como hongos comestibles.

Para entender la diferencia entre un hongo y una seta, podemos compararlos con un árbol y sus frutos. El árbol sería el hongo y los frutos las setas. Realmente, cuando vamos al campo en busca de setas, estamos recogiendo los ‘frutos’ de un hongo que no percibimos, ya que se encuentra oculto bajo tierra o apenas se deja ver en forma de micelio. A su vez, el micelio es el cuerpo vegetativo del hongo, formado por cientos de finos hilillos denominados hifas.

Pero más allá de sus usos y valor gastronómico, las setas son un alimento muy saludable que debe ser incluido en la dieta. Las razones sobran: son ricas en hierro, fósforo, yodo, magnesio, selenio, calcio, potasio, zinc, vitaminas A, y vitaminas del grupo B (concretamente B1, B2, B3) C y D.

Beneficios:

Buenas fuentes de vitamina D: Son un excelente alimento para obtener vitamina D, cuando se exponen a la radiación del sol, algunos hongos son capaces de producir más de un tipo de vitamina D (D2, D3 y D4).

Previenen la caída del cabello: Las setas son una fuente de hierro y de otros minerales como el selenio y el cobre, importantísimos en la formación de queratina y en el suministro de nutrientes vitales a los folículos pilosos (Ellos son los que dan fuerza al cabello).

Antienvejecimiento: Si por algo destacan las setas es por su alto poder contra los efectos del paso del tiempo. Ya que contienen gran cantidad de antioxidantes, que ayudan a la oxigenación celular, combaten los radicales libres y promueven la longevidad.

Son bajas en calorías y saciantes: Las setas son agua casi en su totalidad, y apenas tienen 25 calorías por cada 100 gramos. Podemos usarlas como acompañamiento de cualquier plato de carne o pescado.

Regulan el colesterol: Variedades como las hiitake y la reishi, ayudan al flujo sanguíneo y protegen las paredes de los vasos sanguíneos, por lo que ayudan a mantener un nivel de tensión arterial adecuado.

Refuerzan el sistema inmune: En general todas las setas aumentan la producción de citoquinas, unas células que ayudan a combatir las infecciones. También contienen polisacáridos y vitaminas como la vitamina C-, compuestos fundamentales para un buen funcionamiento del sistema inmune y las defensas naturales del organismo.

Cuidan de nuestra salud: Tienen un poder antiinflamatorio para nuestro organismo. La flora intestinal también se ve beneficiada, ya que la lignina de las setas la mejora y favorece a ciertas bacterias que pueden ayudar a reducir la obesidad.

Perfectas para diabéticos: El champiñón es una hongo recomendada para la diabetes debido a que su aporte de hidratos de carbono es escaso y además contiene vitaminas del grupo B, C y proteínas.

Alcalinas y desintoxicantes: Las setas son alimentos alcalinos que ayudan a regular el nivel de acidez en el organismo y que contienen buenas cantidades de selenio. Este compuesto, junto con los beta-d-glucanos presentes en variedades de setas como el shiitake o el maitake, desempeña un papel esencial en la función del hígado y actúa como un desintoxicante natural.

Buenas para la mente: Las setas son ricas en hierro y magnesio, dos minerales indispensables para el buen funcionamiento de los neurotransmisores situados en el cerebro y el sistema nervioso. Por ello, su consumo protege la capacidad mental.

Contra el cáncer: Algunos fármacos contra el cáncer tienen su origen en hongos, ya que aportan distintos compuestos bioactivos con efectos anticancerígenos.